Asimismo, destaca la importancia de tomar cinco comidas al día, al priorizar el desayuno, puesto que una alimentación insuficiente en las primeras horas del día puede provocar una disminución de la atención y la memoria.
El estudio evaluó a 780 adolescentes divididos entre quienes se alimentaban de forma balanceada y quienes, por el contrario, estaban mal alimentados. Después de un año de pruebas, el estudio estableció que los jóvenes que cuidaban sus porciones e ingerían todos los grupos de alimentos, rindieron significativamente mejor en los exámenes que medían su capacidad de aprendizaje y memoria, en comparación con los jóvenes del otro grupo.
“Durante la adolescencia, los requerimientos calóricos y nutricionales son mayores que en la infancia o en la vida adulta, debido al aumento drástico en el crecimiento y en el desarrollo. De ahí la importancia de aportar todos los días porciones adecuadas y suficientes de todos los grupos de alimentos a fin de proporcionar toda la energía requerida”, destaca la nutricionista Mayra García.
De igual manera, es posible comer sano y delicioso al mismo tiempo; lo esencial es la actividad física de forma regular y mantener un balance en lo que se come y controlar las porciones.
Jóvenes, a prueba
Según un estudio realizado por la Universidad Católica de Chile, solo 4 por ciento de los jóvenes tiene una alimentación equilibrada; 59 por ciento, de regular calidad y 37 por ciento, una mala alimentación. Solo el 24 por ciento cumple con los niveles de actividad física recomendados.
García señala que no existe una dieta común para todos los jóvenes, en cada caso hay que buscar el equilibrio adecuado. Las necesidades nutricionales de cada adolescente dependerán de su sexo, edad, estatura y la cantidad de actividad física que realiza cada día. Además, no hay que olvidar que la adolescencia suele ser el momento en el que se practican más deportes; es decir, que tendrán más desgaste energético y, por lo tanto, necesitarán mayor aporte de alimentos.
Una de las mejores maneras para incentivar una vida saludable en adolescentes es que los padres sean el ejemplo, puesto que el comportamiento de los jóvenes suele modelarse mediante la observación y la adaptación. García recomienda hacer de la actividad física una rutina familiar, que debe ser de 30 minutos, cinco días a la semana.
Asimismo, la experta destaca la importancia de una adecuada hidratación. “Una buena hidratación permitirá regular la temperatura del cuerpo, eliminar toxinas y desechos metabólicos del organismo, entre otros. Además, favorece el transporte de nutrientes y su utilización. Es importante saber que todas las bebidas hidratan y que un porcentaje considerable de la hidratación diaria se repone mediante el consumo de líquidos como agua, jugos, leche, café y té, entre otros”, añade.
A continuación, algunas recomendaciones para adoptar con su familia estilos de vida saludable.