Una persona con síndrome del túnel carpiano puede despertarse por dolor y sentir la necesidad de “sacudir” la mano o cambiar de postura. A medida que los síntomas se agravan, los pacientes presentan molestias y calambres durante el día, que se extienden hasta el codo y el hombro.
En casos crónicos o sin tratamiento, los músculos de la base del pulgar pueden debilitarse y desaparecer —atrofia— y hay pérdida de fuerza de pinza con el pulgar.
¿Qué hacer?
Si se trata de un túnel carpiano secundario a una causa conocida y tratable, deberá abordarse primero el tratamiento de la causa primaria. Por ejemplo, si hay un quiste o tumor lo que se debe hacer es extirparlo y liberar el nervio.
Cuando no existe una causa aparente o es de origen funcional o laboral, el tratamiento se basa en la prevención, adoptando, en la medida de lo posible, hábitos correctos o ciclos de trabajo más adecuados. Si esto no es suficiente, se inmoviliza la articulación de la muñeca con una férula de reposo palmar por las noches, recomienda Santiago Amillo, especialista en cirugía de mano, de la Clínica Universidad de Navarra, en España.
De acuerdo con las últimas revisiones científicas, el uso de férula nocturna es efectivo. El tratamiento fisioterapéutico o corriente no ha demostrado eficacia suficiente para su uso.
En casos avanzados o resistentes al tratamiento conservador en uno o dos meses, el tratamiento más eficaz es el quirúrgico y no conviene retrasarlo porque el pronóstico de recuperación empeora.
Las complicaciones en manos expertas son mínimas, y los resultados, muy satisfactorios.
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