Salud y Familia

Pautas para enfrentar la manipulación

Los manipuladores cotidianos son esas personas que pasan por nuestra vida imponiéndonos su visión del mundo y su forma de hacer y sentir.

Se aprovechan de una relación estrecha y afectuosa para satisfacer sus necesidades, sin importarle en absoluto los sentimientos de la otra persona.

La manipulación existe cuando un individuo sugiere o dice lo que el otro tiene que hacer de tal forma que se beneficie más, cuando se percibe amenaza o se siente miedo, explica el psicólogo Juan Carlos Vicente Casado en su Guía para sobrevivir a los manipuladores cotidianos.

Si alguien está haciendo algo contra su voluntad, sus principios, valores o metas, alguien lo está manipulando.

La cuestión es especialmente preocupante cuando se siente miedo, culpa o vergüenza.

Pero, ¿qué es la manipulación? Se puede decir que hay un continuo entre todas las formas de abuso interpersonal. En un principio, la manipulación es algo sutil, a veces, incluso, imperceptible, basado en el deseo de salirse con la suya a propia costa y en la inseguridad de la persona que la lleva a la práctica.

Cuando la manipulación es insuficiente se recurre al chantaje emocional: hacer sentir miedo, culpa o vergüenza, y ejercer un grado variable de poder sobre esa persona.

Si el chantaje tampoco funciona, empieza a plantearse la posibilidad de emplear la agresión física. El acoso moral, especialmente cuando se ejerce en el medio laboral (mobbing) supone un grado elevado de poder por parte de la persona que lo ejerce.

Vicente propone algunas pautas sintetizadas para aprender cómo hacerles frente a los manipuladores:

•Conocer los propios puntos débiles y reforzarlos. Las carencias del manipulador están en unos puntos. Las del manipulado en otros. ¿Cuáles?

•Tomar la decisión de modificar la relación, a sabiendas de que va a suponer un esfuerzo considerable.

•Mantener abierto el canal de la comunicación: que no te cuelguen el teléfono.

•Aprender a ser asertivos, tanto mediante técnicas de buena fe como defensivas.

•Plantearse la supervivencia a la agresividad, ya sea activa o pasiva, como el mayor problema.

•Recurrir a todas las posibilidades que permita el sistema legal para enfrentarse a la agresión.

•No empeñarse en intentar cambiarles. Son así, y tendrán que convivir con su inseguridad. No hay que ser salvador de nadie, solo compañero.

•Tener siempre presente la posibilidad de romper la relación, y ejercer ese derecho en el caso en que sea necesario.

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