Hay que aclarar que la limpieza no es lo mismo que la desinfección. La primera implica la eliminación de los gérmenes de las superficies y la segunda, la destrucción de estos. La fórmula eficaz para detener la propagación de gérmenes, implica estas dos acciones.
El Servicio de Investigaciones Agrícolas de Estados Unidos recomienda diferentes métodos de desinfección, por ejemplo sumergir las esponjas y limpiadores en una solución con un 10 por ciento de lejía; lavarlas con zumo de limón durante un minuto, calentarlas en el microondas (método que resultó más efectivo).
Por esta razón, la esponja debe aclararse con agua limpia y calentarse en el microondas durante dos minutos con la máxima temperatura. La esponja no debe estar completamente seca y esta debe utilizarse cuando se enfríe.
Siempre es buena opción de tener varias esponjas o al menos una limpia, seca y lista, mientras se lava la otra.
Cada vez que se laven los trastos se deben retirar los restos de comida que hayan quedado adheridos en los limpiadores.
También hay que prestar atención especial al lavadero, los grifos, las puertas del refrigerador, y a utensilios como las tablas de cortar, ya que es necesario desinfectarlos periódicamente.