Respecto de esta, se refiere el médico Fernando A. Rivera, de Clínica Mayo de Jacksonville, Florida.
¿Qué es la fibromialgia?
Es un dolor generalizado, crónico, a nivel músculo esquelético, debido a un trastorno del sistema nervioso central para la percepción del dolor, ocasionando hiperalgesia y alodinia. La primera ocurre cuando un estímulo que normalmente es doloroso, provoca un dolor aún mayor, mientras que la alodinia es sentir dolor ante estímulos que normalmente no debieran provocarlo. La aparición e intensificación de estos pueden tener relación con el estrés.
¿Qué se entiende por dolor generalizado?
Es aquel que se da en ambos lados del cuerpo por encima y por debajo de la cintura. También se incluye el dolor esquelético, el cual afecta la columna, la parte anterior al tórax, la espina torácica o la parte baja de la espalda. Además, el paciente siente dolor en al menos 11 de 18 puntos predeterminados, denominados “puntos sensibles” que duelen a la palpación digital. Entre estos están la base del cuello, el codo, la parte medial de las rodillas y los glúteos.
Pacientes que cumplen con dolor generalizado, sensibilidad en al menos 11 de los 18 puntos y presencia de este dolor por un mínimo de tres meses, padecen fibromialgia.
El equipo médico debe hacer un diagnóstico diferencial para descartar otras patologías que puedan ser consideradas como fibromialgia sin serlo, como polimialgia reumática, infecciones virales, artritis reumatoide en fase inicial, déficit severo de vitamina D o tumores.
¿La fibromialgia tiene síntomas asociados?
Sí, por ejemplo, cansancio mental, el cual consiste en problemas de razonamiento y memoria; dolores de cabeza, hipersensibilidad a la luz, sonidos u olores; colon irritable, dolor pélvico, dolor de la articulación entre el hueso temporal del cráneo y la mandíbula, responsable de la función masticatoria. También mareos, adormecimiento y hormigueo, pérdida de equilibrio e infecciones crónicas o recurrentes, como sinusitis o infección respiratoria alta. También puede haber sueño no reparador y el síndrome de piernas inquietas —dolor de piernas nocturno y movimientos involuntarios en estas—.
¿Hay exámenes que confirmen el diagnóstico?
Aunque no hay biomarcadores específicos que indiquen presencia de fibromialgia, es útil pedir un hemograma que incluya velocidad de sedimentación globular y nivel de proteína C reactiva que se eleva cuando hay inflamación en el organismo. También prueba de tiroides, nivel de vitamina D, panel metabólico, pruebas de detección de cáncer, electrocardiograma si hay fatiga extrema, tomografía articular si hay sospecha de irritación en la membrana que recubre las articulaciones.
¿Quién confirma el diagnóstico?
Como los síntomas son tan variados y no puede diagnosticarse por medio de ningún método de laboratorio ni radiografías o biopsias, es necesario un enfoque multidisciplinario, que incluya informes de reumatólogo, internista, experto en medicina del dolor y psicólogo.
¿Cómo se trata?
Con terapia no farmacológica y/o farmacológica. La primera consiste en mejorar su actual condición de vida. Hacer ejercicio de bajo impacto (aeróbico, nadar). Considerar además terapias que involucran mente y cuerpo, como yoga, meditación, masajes, baile. La terapia farmacológica considera antidepresivos como amitriptilina y ciclobenzaprina; inhibidores de la recaptación de serotonina y norepinefrina; inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (no hay claridad respecto a cuáles, hay información contradictoria); y agentes antiepilépticos, como pregabalina o gabapentina, los cuales no están aún aprobados por la FDA para su uso en esta condición.