Otros factores que pueden repercutir sobre cuándo y cómo se suda son la edad, el sexo, la postura, la alimentación y el clima del lugar en el que la persona se encuentra.
“El ritmo circadiano del cuerpo, o sea el reloj interno que regula durante las 24 horas los patrones de sueño y vigilia, también influye”, dice el médico Robert Fealey, del departamento de Neurología de Mayo Clinic en Rochester, Minnesota.
Existen varios tipos de hiperhidrosis, el más común es la focal primaria o esencial y ocurre cuando el sudor excesivo no tiene una causa médica porque no se debe al aumento de la temperatura ni de la actividad física.
Este suele afectar principalmente a las palmas de las manos y las plantas de los pies, aunque en algunos casos puede implicar a todo el cuerpo. También está la hiperhidrosis secundaria que ocurre cuando el sudor es producto de una enfermedad.
Las afecciones que pueden producir el sudor en exceso son diabetes, trastornos del sistema nervioso, problemas de la tiroides y algunos tipos de cáncer.
También está el tipo de hiperhidrosis localizada paroxística que afecta principalmente a mujeres posmenopáusicas y es consecuencia de un trastorno del sistema nervioso. Algunos medicamentos también pueden conducir a sudar en exceso, comenta Fealey.
Soluciones
La hiperhidrosis se puede tratar y es el médico quien debe prescribir el tratamiento adecuado después de haber practicado una evaluación minuciosa para revisar los síntomas y cualquier enfermedad subyacente que pueda contribuir al problema, añade Fealey.
El médico podrá hacer el diagnóstico con base en el historial del paciente y los resultados de exámenes de sangre, orina y otros análisis de laboratorio para identificar si el sudor es resultado o no de otra enfermedad.
En caso de serlo, el tratamiento ayuda a reducir o eliminar el sudor. Cuando no se encuentra una causa específica, la terapia se enfocará en controlar el sudor excesivo. Por lo general, a lo primero que se recurre es a los antitranspirantes de venta bajo prescripción.
Además, hay algunos medicamentos que bloquean los nervios. Algunos antidepresivos también pueden reducir el sudor, así como las inyecciones de toxina botulínica, conocida por el nombre comercial de Botox, que pueden bloquear los nervios que provocan el sudor.