Verano y vida
¿Verdad que es una época especialmente bella? La vegetación cambia de colores con lilas y morados de los matilisguates y los rojos carmesí de las buganvilias. Y esta abundancia de las frutas tropicales atraen al paladar, por su exquisito aroma y su colorido. Dígame, ¿quién no disfruta esa variedad de mangos, de una jugosa sandía, de los jocotes y marañones?
Luego, esos días de vacaciones que tanto anhelan todos para descansar, para viajar, para visitar sus pueblos de origen y compartir con sus familiares que no ven en todo el año. Muchos son los que viajan a las playas para gozar de la arena, el aire puro, el sol y las olas del mar. Los planes de salir a recrearse son tantos en estos días de verano… aunque a veces, tampoco los hay, por tantas razones.
Desde luego que las tradicionales procesiones son parte importante de la religiosidad de los guatemaltecos. Toda la Semana Santa recorren calles y avenidas en las andas que representan escenas de la historia sagrada del cristianismo. Realmente son impresionantes y atraen multitudes.
Esta época es una buena ocasión para profundizar espiritualmente sobre los hechos que se conmemoran en las Pascuas Cristianas. Es la oportunidad para meditar sobre la omnipresencia de ese Dios Eterno, que guía el espíritu de un pueblo creyente, que busca la paz, la justicia y el amor. Desde luego que siempre existirán individuos que niegan el poder y la omnipotencia de Dios y de su hijo Jesucristo, pero a todos les llega su momento para conocerlos. Porque el Hijo de Dios vino al mundo para que se cumpliesen planes divinos.
Las conmemoraciones de estas Pascuas nos llevan a meditar sobre la Vida, Pasión y Muerte de Jesucristo y sobre lo que está escrito en la Biblia, en San Juan 19,35, sobre el día de su muerte: “Yo fui testigo presencial de estos hechos y se los he narrado con exactitud para que ustedes también crean. Fue una muerte cruel”.
Pero nuestra fe es que Cristo resucitó. No se quedó enterrado en aquella tumba, y en esto creemos: ¡Cristo vive! Él dijo que volvería, y volverá. Por lo que su resurrección es lo más importante en nuestra vida cristiana y a Él lo aceptamos como nuestro Salvador.
Respecto de este tema de la religión, el doctor Frank S. Caprio, cuyas obras han orientado a millares de personas en todo el mundo, escribió: “La persona que tiene conciencia religiosa posee un alma saludable. No es un individuo materialista. No es esclavo de un idealismo fanático. No vive en una torre de marfil, ni es víctima de la falsa apreciación de los valores. No es un fatalista que cree que lo que él piensa que va a suceder acontecerá”.
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