Tecnología

Ciberacoso a mujeres: extensión de la violencia sistematizada

El ciberacoso que sufren las mujeres es una extensión de la violencia sistemática que han vivido a lo largo del tiempo: es así como las herramientas tecnológicas han evidenciado que este tipo de actos siempre estuvieron ahí y ahora se han agudizado a través del Internet.

En 2019 el 24% de las mujeres consultadas fue víctima de ciberacoso, lo cual es una extensión de la violencia que viven a diario. (Foto Prensa Libre: Pixabay).

En 2019 el 24% de las mujeres consultadas fue víctima de ciberacoso, lo cual es una extensión de la violencia que viven a diario. (Foto Prensa Libre: Pixabay).

Desde la infancia, las féminas se enfrentan a la normalización de la violencia en casa, la calle y ahora por medio de la tecnología; puesto que desde los primeros años de edad son vistas como objetos sexuales y que tienen la obligación de complacer a los demás, aseguró Ana Celia Chapa Romero, académica de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Durante 2017, el 17.7% de las mujeres consultadas por el Módulo sobre Ciberacoso (Mociba) refirió haber sido víctima de ciberacoso, cifra que se elevó a 24.2% para 2019, de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de las Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH).

La edad no fue limitante

La temprana edad no es una limitante para ser víctima de hostigamiento, puesto que de acuerdo con datos de 2019 del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi), el 32.7% de las mujeres entre 12 y 19 años dijeron ser víctimas de hostigamiento virtual, así como el 36.4% de las mujeres de 20 a 29 años.

María, quien decidió usar dicho nombre para proteger su identidad, comentó que fue víctima de insultos y comentarios lascivos a la edad de 12 años, luego de que fueron difundidas fotos suyas en el sitio Metroflog, las cuales habían sido confiadas a un hombre.

Debido a la viralidad de las imágenes y que las agresiones se volvieron físicas en contra de la menor, la madre de la víctima decidió llevar el caso a la entonces Procuraduría General de Justicia (PGJ) del Distrito Federal, lo que derivó en la localización de los agresores, pero con la ausencia de una sanción.

En ese sentido, un grupo de mujeres consultadas de manera anónima por Forbes México coincidieron en que comenzaron a recibir agresiones sexuales a través de redes sociales cuando tenían entre 12 y 13 años, momento en que inicio Facebook como plataforma digital hace casi una década.

“Para serte muy sincera no las he contado, pero en un aproximado llevo casi 6 años que uso redes sociales, y dentro de esos años, me han acosado más de 20 veces. Además, los comentarios han ido incrementando”, comentó una de ellas.

“La primera vez que me ciberacosaron recuerdo que tenía unos 12 o 13 años, era de las épocas en donde apenas se empezaba a usar Facebook y un señor que ni tenía agregado me envió una foto de su miembro”, confió otra víctima.

Chapa Romero, psicóloga de la UNAM, indicó que las niñas que viven una situación como esta al inicio de su adolescencia pueden sufrir una afectación en su desarrollo psicosexual, sobre todo si lo vivieron solas, lo cual podría derivar en un crecimiento con sensaciones de inseguridad y fragilidad.

“Puede provocar que en futuro que te vincules con alguien creyendo que tus emociones no son importantes y vivas otro tipo de abusos, porque se ha integrado psicológicamente que no es importante aquello que te pasó.

“Deja una huella. Si se da atención psicológica oportuna va a haber más posibilidades de acomodar una experiencia y saber que no es la culpa de ellas”, subrayó para este portal de noticias.

Los números del Módulo sobre Ciberacoso (Mociba) de 2019 develaron que el 40.3% de las mujeres consultadas recibieron insinuaciones o propuestas sexuales a través de internet, mientras el 33% dijo haber sido víctima de mensajes ofensivos.

Por medio de un proyecto académico fue como Esther (nombre de protección a la víctima) conoció a su agresor, quien le realizó comentarios acerca de sus órganos sexuales y pidió fotos de sus pechos.

“Cuando me negué comenzó a decirme que desde que me conoció mi cuerpo le excitaba, lo que me comenzó a incomodar y le dije que gracias pero que no era algo que quisiera hablar con él porque no me interesaba”, comentó la estudiante a Forbes México.

Ante la negativa, Esther relató que el provocador insistió con ese tipo de comentarios hasta el punto de amenazarla con aprovecharse de ella cuando estuvieran solos, sin embargo, el agresor borró sus mensajes al día siguiente.

“Fue expulsado (del proyecto) por denuncias de ciberacoso por parte de otras compañeras, fue entonces que me di cuenta de que no solamente había sido mi caso, sino el de muchas otras”, señaló la joven.

Cifras del Inegi refieren en el 53% de los casos de hostigamiento por internet no se logró identificar al agresor, además que el 69% de las mujeres acosadas prefieren bloquear la cuenta de perpetrador, el 26% ignorar o no contestar los mensajes y el 8% levantar una denuncia ante el Ministerio Público.

Oilimpia, la ley contra el acoso

En enero del 2020, la Gaceta Oficial de la Ciudad de México publicó una modificación a su Código Penal y a la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, lo cual prevé sanciones para quien intente, distribuya o comercialice imágenes sexuales sin el consentimiento de la persona que aparece en ellas: Ley Olimpia.

“Se impondrá de cuatro a seis años de prisión y de 500 a 1000 Unidades de Medida y Actualización a quien haciendo uso de medios de radiodifusión, telecomunicaciones, informáticos o cualquier otro medio de transmisión de datos, contacte a una persona menor de dieciocho años de edad, a quien no tenga capacidad de comprender el significado del hecho a persona que no tenga capacidad para resistirlo y le requiera o comparta imágenes, audio o video de actividades sexuales explícitas, actos de connotación sexual o le solicite un encuentro sexual”, de acuerdo con el artículos 179 BIS del Código Penal del Distrito Federal.

El artículo también contempla agravantes cuando hay una relación sanguínea o social entre la víctima y el atacante, si el perpetrador es un servidor público o si el denunciante son personas de la tercera edad, con discapacidad, en situación de calle, afromexicanas o de identidad indígena.

Sin embargo, este delito se perseguirá por querella, es decir, la víctima tiene que denunciarlo para que se inicie una carpeta de investigación, de lo contrario no hay manera de que se inicie un proceso jurídico, explicó Arturo Cossio Zazueta, experto en derecho penal por la UNAM.

“Quien se sienta agraviado tendría que acudir a formular una querella, salvo el caso que de extorsión. Si no hay querella no se puede hacer nada, así el agente del Ministerio Público detenga a alguien con un teléfono que contenga una serie de imágenes tomadas sin consentimiento”, indicó el jurista a este reportero.

La denuncia se puede realizar en cualquier Ministerio Público y no se debe de poner como pretexto el que no haya una injerencia, incluso se puede presentar el caso en la Fiscalía General de la República (FGR), y si es pertinente, se remitirá ante el centro de justicia local conveniente, aseguró Cossio Zazueta.

Si se trata un menor de 18 años quien presenta la querella, tendrá que ir representado por su tutor, pero si la denuncia es en contra su apoderado legal, podrá hacerlo por sí mismo o por medio de un hermano, develó el abogado.

Aunque esta legislación es un avance, se requieren políticas públicas de prevención y de acompañamiento a la víctima, puesto que ella tiene derecho a un asesor jurídico que le de acompañamiento durante todo el proceso legal, insistió el académico de la máxima casa de estudio.

“El problema es que quieren que vayan a levantar la denuncia, pero los dejan ahí solos, falta implementar un sistema más propicio para la querella y no revictimizar a la persona”.

También se requiere de servidores públicos capacitados para investigar de forma específica estos casos, como agentes del Ministerio Público, policías, peritos que realicen una buena indagación y judicialicen el asunto, señaló.

Tendrían que establecerse lineamientos institucionales para que el combate se más frontal, por ejemplo, no permitir acuerdos reparatorios ni la suspensión condicional del proceso, ya que impiden que el asunto llegue a juicio y se resuelva antes, lo cual resulta en una pena atenuada, insistió.

Por ello, se necesita de una prevención, combate y persecución a los delitos, para tratar de lograr que esto se llegue a juicio y se imponga una sentencia ejemplar, enfatizó.

* En alianza con Forbes Colombia, artículo de Arturo Ordaz Díaz.

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