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¿Cómo será la interacción entre médicos y pacientes en el futuro en Guatemala y el mundo?

La atención médica va transformándose en Guatemala y otros países, donde se desarrollan implementos, así como investigaciones novedosas para mejorar la calidad de vida.

Los adelantos tecnológicos han llegado al cuidado de la salud y pueden incidir en mejorar la calidad de vida del paciente. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)


Sin necesidad de imaginar un escenario futurista y utópico, hoy podemos hablar de oídos electrónicos que permiten escuchar el cuerpo, así como también podemos considerar sensores de sueño, con los que puede detectarse la calidad del descanso e incluso monitorear la frecuencia cardíaca a la hora de dormir. A diferencia del pasado, estos avances al servicio de la salud ofrecen mejoras en el diagnóstico, el tratamiento y el restablecimiento médico.

Alrededor del globo, y notoriamente en países industrializados, hay diversas plataformas académicas y empresariales que lideran un nuevo movimiento tecnológico al servicio de la salud. Productos como los desarrollados por la Northwestern University (NU) dan cuenta de ello. Las propuestas se distinguen por su dimensión —que alcanza el tamaño del pulgar—, pesan muy poco y contienen pares de micrófonos digitales, así como sensores de movimiento y vibración, que permiten crear una red de detección sobre la piel sin que esta sea atravesada. Estos implementos han sido probados con éxito en bebés prematuros y personas adultas.

Una de las empresas que más han revolucionado el panorama durante los últimos 15 años es la francesa Withings. Fundada en el 2008 por el ingeniero y emprendedor Eric Carreel. La firma saltó a la fama por haberse convertido en la primera desarrolladora de una báscula “inteligente”, que se valía de conexión wifi. En la actualidad, el producto sigue siendo potenciado, ya que no solo pesa los cuerpos, sino que también ofrece datos del porcentaje de músculo y grasa, realza una evaluación cardíaca, detecta signos tempranos de complicaciones relacionadas con la diabetes, como la neuropatía.

Marcas como Niostem ofrecen —por €1 mil— productos como un casco diseñado para revertir en seis meses la pérdida de cabello. Por otro lado, la francesa Withings también cuenta con un “multiscopio”, que integra sensores para realizar electrocardiogramas con calidad médica, así como también propiedades de un estetoscopio, oxímetro y termómetro. Una propuesta interesante también es la de la marca Amazfit, que ha desarrollado el primer anillo inteligente, el cual monitorea la calidad del sueño, así como la frecuencia cardíaca, la temperatura corporal y el nivel de estrés.


El papel del nuevo médico

En una reflexión publicada dentro del artículo El médico del futuro, escrita por el médico cirujano Alberto Lifshitz, de la Universidad Nacional Autónoma de México, el autor explica que el abrumador desarrollo de la tecnología médica ha permitido alcanzar resultados nunca antes imaginados en beneficio de los pacientes y en términos de salud poblacional. “Todo esto plantea algunas reflexiones y cuestionamientos. “¿Para qué serviremos los médicos en el futuro? ¿Se puede prescindir de la clínica tradicional y la propedéutica ante la eficiencia y multiplicación de recursos tecnológicos? Más que a explorar pacientes, ¿tendremos que aprender a manejar artefactos?”, se pregunta Lifshitz, quien asegura lo obvio sobre cómo el modelo del médico clínico cambiará por la tecnología y las modificaciones conceptuales.

En su texto, el facultativo señala que los médicos continuarán teniendo la responsabilidad de atender dudas: “Generalmente, las máquinas acaso prevén las dudas más frecuentes y tienen contestaciones preformadas, pero la respuesta precisa a la inquietud del paciente la seguirá teniendo el médico”.
De este modo, el llamado “nuevo médico” dará valor a los resultados e interpretará datos crudos y fríos. Será, además, quien ofrecerá explicaciones a los pacientes y seguirá fungiendo como el gran intermediario entre la tecnología y las personas.

Su reflexión concluye de la siguiente manera: “La empatía, comprensión, compasión y solidaridad son elementos que nunca podrán ser instrumentados por las máquinas… Más que imaginar al médico del futuro como totalmente deshumanizado, mecanizado y tecnificado, creo que habrá de destacar precisamente por sus cualidades humanitarias, como contrapeso a la frialdad de los instrumentos con los que interactuará el paciente”.


Avances locales
La ingeniería biomédica ya es una realidad en Guatemala. Desde la academia, la UVG y la Universidad Galileo cuentan con espacios de formación en ese campo. Empresas como Bitmec, Casa Médica, Ibiomed y Equimed operan con ese tipo de tecnología.

Con manos locales

El cardiólogo Robinsson José Vásquez Orozco, del hospital El Pilar, especialista en rehabilitación cardíaca y cardiología deportiva, comenta que otros colegas suyos han logrado identificar un gran avance en la tecnología a favor de los pacientes en Guatemala.

Las operaciones cardiovasculares han crecido a pasos agigantados en el país, ya que hoy son comunes procedimientos como la colocación de válvulas o el destape de arterias sin necesidad de una cirugía a corazón abierta, ya que estas se efectúan por medio de intervenciones mínimamente invasivas. Vásquez comenta que después de un infarto y una cirugía, los pacientes con marcapasos o arritmias no deben temer por el fortalecimiento del corazón para que recupere su función y este trabaje lo más normal posible gracias a la rehabilitación cardíaca, una terapia continua con supervisión y apoyo de la tecnología.

Vásquez asegura que hay aportes para recuperar la salud del paciente cuando se unen diferentes disciplinas, que complementan las recomendaciones para mejorar. El diagnóstico y el tratamiento son cada vez más precisos y con menores efectos secundarios dentro del panorama de uno de los padecimientos más brutales a nivel regional: “La causa principal de muerte en América Latina son las enfermedades cardiovasculares, y los pronósticos aseguran que seguirá siéndolo”, subraya el doctor.

En la actualidad existen implementos digitales que ayudan a prevenir malestares en pacientes con esa dolencia. Por ejemplo, en cardiología deportiva se cuenta con algunas herramientas que se utilizan en los cuidados básicos del corazón. Maratonistas y demás corredores pueden hacer un seguimiento con una máquina para efectuar la prueba de esfuerzo.

Los distintos expertos consultados para esta entrega coinciden en que Guatemala tiene soluciones tecnológicas para ofrecer a la población. El país ha ido avanzando en paralelo a sus limitaciones. Cabe recordar que tuvieron que pasar casi 30 años para que los trasplantes llegaran a Guatemala.

La historia de los trasplantes de riñones en Guatemala comenzó en la década de 1980, a nivel privado, y varios años después llegó al sector público. Anteriormente, los pacientes no tenían opción, y quienes disponían de más recursos económicos salían de Guatemala para lograr una nueva oportunidad de vida.

No obstante, el país ha crecido en la tecnología de la salud. Actualmente se están empezando a formar especialistas en biotecnología que sepan técnicas para el manejo de máquinas de última generación. También están aquellos que cuentan con estudios dentro y fuera de Guatemala que pueden integrar conocimientos que ya son una realidad en países como Estados Unidos, Alemania y Japón, así como Costa Rica, México o Colombia.

La maestría en ingeniería biomédica de la Universidad Galileo comenzó en el 2018, y se creó en la institución un laboratorio de investigación biomédica, que cuenta con equipos para medir la presión arterial e incluso tienen escáneres para evaluar la actividad del cerebro. La mayoría de los proyectos de esa universidad están enfocados en el análisis de imágenes con apoyo de inteligencia artificial. Con ello se ha logrado elaborar un equipo para la detección temprana de isquemias, que puede evitar paros cardíacos.

El nodo tecnológico de la academia y la salud en Guatemala ha ido avanzando gracias a la cooperación entre expertos de distintos campos; por ejemplo, médicos que se abocan a las universidades con esas especialidades, para desarrollar proyectos conjuntos. Uno de esos especialistas es Erick Saénz, experto en oftalmología pediátrica, estrabismo y neuro-oftalmología. En el 2017, junto a miembros de la carrera de Ingeniería Biomédica de la Universidad del Valle de Guatemala, desarrolló el microdosificador de alta precisión para inyecciones intravítreas, un dispositivo único en el mundo.

Lea más: Talento nacional: conozca estos siete avances científicos de investigadores guatemaltecos

El dosificador ha sido utilizado en el quirófano para atender la retinopatía en bebés prematuros y también para inyectar o aplicar líquido en los ojos de los menores de forma más precisa y con una velocidad estandarizada.

El médico explica que la herramienta ha tenido dos fases de desarrollo. La primera ha intentado realizar la microdosificación; sin embargo, es difícil de repetir sin tanta tecnología. La segunda ha funcionado para llegar a un nivel de micras que puede dejar la mano libre a la hora de inyectar.

“La idea es seguir trabajando con la retinopatía y perfeccionar este inyector, para que pueda ser utilizable. Las dos fases pueden usarse, pero si hay una que puede ser más comercializable es el inyector”, cuenta el oftalmólogo.

El microdosificador, que se desarrolló con la ayuda de estudiantes de Ingeniería Biomédica de la UVG, se presentó por primera vez en el Congreso Mundial de Retinopatía del prematuro, en el 2017. Seis meses después, fue utilizado por primera vez en el intensivo del Área de Neonatología en el Hospital Nacional de Antigua. A la fecha, son nueve los bebés que han sido beneficiados con el dispositivo.

A partir de la experiencia que promovió la creación del dispositivo oftalmológico, Saénz comenta que la ingeniería biomédica es un tema al que hay que prestarle mucha atención desde el campo de la salud. El oftalmólogo señala que la mancuerna entre la práctica médica y la investigación tecnológica desde las universidades puede dar frutos al servicio de la sociedad. “Al conocimiento se le debe buscar utilidad. Las instituciones académicas deben realizar investigaciones y acumular conocimiento. Ya les tocará a los interesados ver cómo se le da utilidad”, explica Saénz.

Ese tipo de apuestas son una constante en la misma carrera del facultativo, quien junto a la Universidad Galileo también ha desarrollado el “Gancho de Saénz”, un dispositivo para operar. “Es un artefacto que ya hemos utilizado en sala de operaciones y lo hemos mostrado a otros oftalmólogos. Fue algo que empezamos a desarrollar en el 2020 y que presentamos en el Congreso Nacional de Oftalmología del 2023”, comparte el experto. El artefacto se patentó en 2022 y actualmente está pendiente su comercialización.

Otro caso exitoso

Una de las innovaciones guatemaltecas que está siendo exitosa consiste en una serie de cabinas de telemedicina de la empresa Bitmec. “El problema que solucionamos es que en Guatemala y América Latina hay falta de médicos fuera de las principales poblaciones. No se tiene una solución física o humana con facilidad, porque requiere crear una infraestructura médica, lo cual es caro y difícil, así que lo solucionamos por medio de las cabinas”, dice José Ordóñez, cofundador y CEO de la empresa Bitmec. Estas cabinas a las que se refiere Ordóñez utilizan internet de las cosas y computación en la nube dentro de una cabina de telemedicina, con sensores que toman diferentes signos vitales en tiempo real, como el ritmo cardíaco, la altura, el peso y la oxigenación.

Se encuentra conectado a una plataforma con software y cámaras, lo cual sustituye una clínica física y permite que de forma práctica se tenga acceso a cuidado médico. El paciente digita un código de acceso y del otro lado le espera un médico en línea y él realiza la consulta. “A diferencia de una telemedicina convencional, el médico adivina según lo que le cuenta el paciente, mientras aquí está viendo los signos vitales y permite una consulta más robusta”, agrega Ordóñez.

En casi tres años, esa solución ha ido escalando en Costa Rica, México, Honduras, Belice y próximamente en Ecuador. Son 50 cabinas operando en esos lugares y están en proceso de expansión. Por ahora, cerca de 50 personas trabajan alrededor de ese tema en el Tec Guatemala, en la zona 4 capitalina y donde se reúnen empresas y emprendedores tecnológicos. Entre los profesiones participan ingenieros electrónicos, mecatrónicos y biomédicos que desarrollan hardware y software, por mencionar algunos.

“A muchos de los ingenieros jóvenes les estamos dando la oportunidad de desarrollar productos desde cero. Es una enorme responsabilidad y reconozco que tenemos el talento en Guatemala para hacerlo”, dice Ordóñez.

Para el cofundador de Bitmec, internet permite comunicarse en tiempo real a grandes distancias, brindando el acceso que antes no había, y es lo que permite procesar todos estos datos, lo cual ayuda a romper barreras de acceso. El experto también considera que uno de los grandes retos consiste en llegar a nivel global. Cada vez se agregarán más sensores para ir haciendo una consulta exhaustiva.

“En Guatemala no existe un equivalente a la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, en inglés), que regule dispositivos médicos, y eso hace difícil exportar desde Guatemala, porque otros países tienen el certificado de venta libre, que quiere decir que en el país está regulado y se tienen buenas prácticas de manufactura y se puede exportar, eso nos pone en desventaja y lo que estamos haciendo es ir a México a manufacturar, porque ahí sí se tiene esa normativa”, añade el CEO.

La FDA tiene un área dedicada a ver temas de certificación de dispositivos médicos y en México también existe una entidad que ayuda a ese proceso, por medio de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios, y cuando se quiere certificar el uso se somete el análisis de toda la tecnología médica, desde una aplicación hasta aparatos.

El tema de Bitmec es una bandera para todo lo que Guatemala podría llegar a hacer por los reconocimientos que ha logrado y por cómo se ha extendido, menciona Eduardo Cheves, mercadólogo y especialista en atracción de inversión extranjera en ciencias de la vida, así como integrante de Invest Guatemala y del proyecto Guatemala no se Detiene.
Innovaciones y leyes

A nivel centroamericano, Costa Rica es uno de los países más avanzados en la región, y es un buen ejemplo de los principales productores de componentes y dispositivos médicos para Estados Unidos y Europa. “Buscamos que Guatemala pueda ser un foco de inversión extranjera para suplir diferentes mercados, principalmente Estados Unidos. A Costa Rica le llevó cerca de 20 años llegar a este nivel para atraer empresas que ponen áreas productivas en su país. Esperamos que aproximadamente ese tiempo le tome a Guatemala, porque contamos con un camino a seguir y la guía. Por ello el tema de la tecnología biomédica en las universidades nacionales es esencial para fomentar el talento humano y también el esfuerzo en el tema de normativas que permitan acceder a este tipo de mercados que permita la exportación”, agrega Cheves.

Por ahora, la telemedicina en Guatemala todavía está en proceso de ser normada y existe un vacío para dar más espacio a estas tecnologías, comenta el integrante de Invest Guatemala y Guatemala no se detiene. Sin embargo, desde el punto de vista del desarrollo de dispositivos médicos, Guatemala tiene un ente regulatorio para la fabricación, el uso, la importación y el uso de dispositivos médicos que está bajo el Departamento de Regulación y Control de Productos Farmacéuticos y Afines, parte del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS), que emite registros sanitarios para tecnología médica.

En el caso de los medicamentos, estos se registran a través del MSPAS, dado que se comercializará como un producto que estará en contacto directo con el ser humano y se requiere de un permiso de comercialización. Este permiso se conoce como registro sanitario, y es otorgado por el departamento mencionado, donde se evalúa que el producto sea seguro y eficaz, señala la doctora Ana Lucía Valle, decana de la Facultad de Biología, Química y Farmacia de la Universidad Galileo.

El MSPAS también puede otorgar otro tipo de protección para productos farmacéuticos de cinco años, conocido como datos de prueba, que son el conjunto de resultados que demuestran la seguridad y eficacia del producto. Estos cinco años de protección generalmente caen dentro de los 20 años de protección de patente. Todas las innovaciones en el campo de la salud pueden protegerse por medio de patentes de invención, siempre que cumplan con los tres requisitos: novedad, nivel inventivo y aplicación industrial. Esta protección la otorga el Registro de la Propiedad Intelectual, por un período de 20 años, contados desde la fecha de la solicitud de patente, explica Waleska Argueta, coordinadora del Centro de Apoyo a la Tecnología a la Innovación, de la Galileo.

Guatemala forma parte del Tratado de Cooperación en Materia de Patentes (PCT, en donde se puede elevar una solicitud de patente a nivel internacional, con el pago de una sola tasa de solicitud en la Organización Mundial de Propiedad Intelectual (OMPI). Esa solicitud puede ingresar a cada país en fase nacional en un período de 30 meses.

La ingeniería biomédica del futuro

"La Medicina, tal como la conocemos, desaparecerá con el paso del tiempo", afirma el ingeniero Carlos Esquit.

Carlos Esquit - Director de la carrera de Ingeniería Electrónica, Mecatrónica y Biomédica. (Foto Prensa Libre: María René Barrientos)

Esquit sabe que la Medicina está en camino de transformarse de forma radical con la integración de ciencias como la Biología, la Ingeniería, la Química o la Física, las cuales permitirán diagnosticar e intervenir el cuerpo humano de forma novedosa.

Esquit, fundador y director de la carrera de Ingeniería Biomédica en la Universidad del Valle de Guatemala (UVG) y encargado del departamento de Ingeniería electrónica e Ingeniería mecatrónica, expone que en Guatemala las aspiraciones tecnológicas han dado paso al desarrollo de la ingeniería biomédica que surge de las aulas y laboratorios de la academia.
Para que esta tendencia se consolide en el mediano plazo es crucial que profesionales en ciencias médicas e ingeniería relacionada cooperen.

A semanas de la graduación de la primera cohorte de ingenieros biomédicos de la UVG, Carlos Esquit espera que los aportes técnicos y de investigación sean valorados en hospitales y empresas locales que utilizan la tecnología para brindar servicios de salud.

¿En qué consiste desarrollar tecnología al servicio de la salud?

Cuando hablamos de tecnología aplicada a medicina tenemos una situación retadora, porque no es lo mismo hablar de otro tipo de tecnologías para la distracción. Con la tecnología puesta al servicio de la medicina se necesita validar lo que esta causará en la salud. Tiene que pasar muchas pruebas para que pueda usarse en el cuerpo y asegurar que no ocasionará daño.
Este protocolo es llevado a cabo por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés). Es la entidad encargada de controlar las pruebas que hay que hacerle a cualquier fármaco o equipo de tecnología para asegurarse que no haya efectos adversos.
Cuando hablamos de aplicar tecnología aceptada por la FDA, puede llevar de siete a 12 años. Lo correcto es pasarlo por agencias que hacen análisis, lo cual toma tiempo.

¿Falta mucho para que la medicina desaparezca?

La medicina se ha desarrollado a base de prueba y error. A través de cientos de años, ha sido muy empírico como se ido reparando el cuerpo. En esta era electrónica digital todo tiene circuitos electrónicos, que es lo que entendemos como tecnología, y nos damos cuenta de que en la medicina se usan cada vez más estas herramientas electrónicas.
Hay más equipos de imágenes médicas, vemos robots que buscan solventar partes del cuerpo, hay órganos biónicos…

Este tema de la ingeniería biomédica que fusiona biología con computación y otras ramas es el futuro. Cada vez tendremos más soluciones interactuando y esto no lo hará la medicina, sino la ingeniería que se va a ir desplazando en la resolución de varios temas.

Uno de los ejemplos más claros es la cirugía con robots. Estamos hablando de mucho tiempo para que desaparezca la medicina, pero no me cabe duda de que nos vamos encaminando.


¿Cómo diagnostica a Guatemala en ese aspecto?

En Guatemala, por ser un país en vías de desarrollo, la oportunidad está desde la parte académica. No tenemos industria; por lo tanto, la oportunidad más grande es desde la formación de talento humano en ingeniería biomédica, pero también en biología, química y física.

No podemos pensar en industria si no tenemos procesos de formación. Nuestra oportunidad está en atraer talento humano para que se forme en estas áreas de conocimiento y puedan desarrollar de forma tecnológica para que tengan emprendimientos propios y más ideas en este tipo de industria.

Fundó en la UVG la carrera de Ingeniería biomédica en 2019. ¿Qué alcances identifica cinco años después?

En mayo de este año se graduará la primera cohorte, ha tenido una buena aceptación. A muchos les atrae la parte médica, les interesa aprender sobre tecnología y del cuerpo humano. Es una de las carreras que más ha crecido en los últimos años, incluso más que otras que tienen 10 y 20 años de existir. Hay 15 graduandos de la carrera. Empezamos con 21 estudiantes y para el quinto año tenemos 45. Hay potencial, porque varios de ellos comienzan a emplearse en el mercado local.

¿Cuáles son estos campos laborales?

Algunos graduandos se están empleando en hospitales. No me cabe duda de que muchos pueden modernizar la ingeniería biomédica porque los hospitales tienen este tipo de tecnología, pero no tienen ingenieros con este perfil. No hay personal para decidir qué comprar o hacer planes de mantenimiento y calibración de las herramientas, por ejemplo.
Hay otros alumnos que entran a empresas comercializadoras de tecnología biomédica y que importan al sector local. Algunas de estas son Casa Médica, Ibiomed, Servicios quirúrgicos y Equimed. Otros graduandos decidirán ir al extranjero.

¿Cómo evalúa al país en cuanto a la investigación y desarrollo de artefactos de ingeniería para la salud?

Pienso que nos falta mucho. Hay otras cosas que son más alcanzables en el mediano o corto plazo. En el mundo hay prótesis biónicas y robóticas que tienen sensores, que es donde queremos llegar.

En la UVG hemos desarrollado proyectos, como uno que hicimos con el neurocirujano Juan Carlos Lara, director del Centro de Epilepsia y Neurocirugía Humana. En el departamento de Ingeniería Electrónica e Ingeniería Mecatrónica tenemos 90 proyectos, y de estos, tres aplican ingeniería biomédica, como un estimulador del nervio vago, por ejemplo.


Pasos para la innovación

Por Andrea Lara*

En los últimos años hemos presenciado una revolución tecnológica que ha transformado nuestra forma de vida y tenido un impacto significativo en diversos aspectos. Entre ellos, el cuidado de nuestra salud. Desde sistemas predictivos basados en inteligencia artificial (IA) y dispositivos portátiles hasta herramientas que nos permiten acercarnos más a una medicina de precisión.

La IA ha impactado múltiples áreas de la industria médica y transformó la forma en que se diagnostican y tratan las enfermedades. Un ejemplo es el campo de la radiología, donde se han desarrollado herramientas que no solo agilizan la adquisición de imágenes, reduciendo tiempos y exposición a la radiación, sino que también asisten a los médicos en el diagnóstico y pronóstico de enfermedades, lo cual potenca la precisión y eficiencia de los tratamientos. Por otra parte, con los avances en técnicas de pruebas genéticas estamos más cerca de una medicina preventiva y personalizada. Ahora podemos prevenir enfermedades con base en la predisposición genética y entender mejor por qué algunos pacientes responden de mejor manera a ciertos tratamientos.

En la actualidad los pacientes tienen acceso a una variedad de herramientas y recursos que les permiten tomar un mayor control en el cuidado de su salud. En particular, los pacientes con enfermedades crónicas como diabetes o hipertensión se ven beneficiados por dichos avances. Por ejemplo, para los primeros, las bombas de insulina inteligentes representan una innovación que mejora el manejo de la enfermedad. Estos dispositivos, equipados con sensores de glucosa, ofrecen un monitoreo continuo y en tiempo real de los niveles de azúcar en sangre. Más allá de la simple monitorización, estas bombas son capaces de predecir las fluctuaciones de glucosa, lo cual permite ajustes automáticos en la administración de insulina. Esto no solo reduce la carga sobre el paciente al eliminar la necesidad de ajustes manuales frecuentes, sino que también optimiza el control glucémico y reduce el riesgo de complicaciones a largo plazo.

*Andrea Lara, doctora en ingeniería biomédica y directora del Instituto de Investigación Biomédica, Universidad Galileo.

Por otra parte, los avances en dispositivos portátiles de grado médico han tenido un papel crucial en el seguimiento de la salud cardiaca y la detección de signos tempranos de enfermedades cardiovasculares. Ya podemos encontrar electrocardiogramas portátiles que permiten a los pacientes monitorear su ritmo cardíaco de manera continua y obtener alertas en tiempo real sobre posibles anomalías. Esta capacidad de detección temprana puede ser crucial para prevenir eventos cardiovasculares graves y brindar una intervención oportuna. Además, los avances en dispositivos médicos portátiles para la medición de la presión arterial han permitido tener un mejor seguimiento en pacientes con hipertensión, puesto que podemos encontrar sistemas de medición sin brazalete que facilitan seguimiento remoto por parte de los profesionales de la salud.

En Guatemala, el desarrollo de tecnología médica está en una etapa incipiente y a pesar de que no poseemos una industria de manufactura de dispositivos, contamos con instituciones que hacen investigación y generan aportes que fomentan el desarrollo de nuevas tecnologías. Es el caso del Laboratorio de Ingeniería Biomédica de Universidad Galileo, donde se promueve la investigación biomédica en Guatemala a partir de proyectos enfocados en las necesidades que tenemos como población.

La mayoría de los proyectos que trabajamos están enfocados en el uso de la IA para apoyar en el seguimiento de pacientes a partir del análisis de imágenes médicas. Un ejemplo es el proyecto de análisis de secuencias cardiacas adquiridas con tomografía computarizada, el cual tiene como objetivo ayudar en la detección temprana de isquemias miocárdicas. Otro es NatalIA, ganador del premio internacional CLIAS, el cual busca mejorar la atención prenatal a mujeres que viven en áreas remotas del país. Estos proyectos ejemplifican cómo desde Guatemala estamos contribuyendo de manera significativa a la ciencia y al campo de la tecnología médica. El impacto de nuestras investigaciones ha sido tan notable que, por primera vez, el país será sede de una Conferencia Internacional de Ingeniería Biomédica. El Simposio Internacional sobre Procesamiento y Análisis de Información Médica reunirá a científicos e investigadores de todo el mundo para presentar los avances y resultados de proyectos relacionados con tecnologías de imágenes médicas, IA aplicada a la salud y patología digital, entre otros temas relevantes. Este evento es de gran importancia para Guatemala, porque sitúa al país en el mapa como un centro emergente de investigación científica en el campo de la tecnología médica.

En resumen, los avances en tecnología médica están transformando la manera en que abordamos la salud y el cuidado de los pacientes. Desde el uso de la IA para mejorar el diagnóstico y tratamiento de enfermedades hasta la disponibilidad de dispositivos portátiles de grado médico que permiten un monitoreo continuo y preciso de parámetros vitales.

En Guatemala, a pesar de estar en una etapa incipiente de desarrollo en este campo, estamos haciendo contribuciones significativas para impulsar la investigación y el avance de nuevas tecnologías médicas. Además, el tener la oportunidad de que Universidad Galileo sea sede de la primera Conferencia Internacional de Ingeniería Biomédica en el país es un hito de trascendencia que destaca el creciente papel de Guatemala en la escena mundial de la investigación científica en este campo.

ESCRITO POR:

Ingrid Reyes

Periodista de Prensa Libre especializada en periodismo de bienestar y cultura, con 18 años de experiencia. Premio Periodista Cultural 2023 por el Seminario de Cultura Mexicana y premio ESET región centroamericana al Periodismo en Seguridad Informática 2021.

Alejandro Ortiz

Periodista de Prensa Libre especializado en temas sobre cultura y bienestar, con 5 años de experiencia.