“Pese a que estamos más conectados que nunca en nuestros vehículos, nuestros sistemas informáticos y de protección de datos gozan de muy escasa protección“, señaló Markey en un comunicado.
Los constructores “no hicieron su trabajo para protegernos”, acusó.
“Existe una clara ausencia de medidas apropiadas para proteger a los conductores de piratas que podrían tomar el control de un vehículo o de aquellos que desean reunir y utilizar datos personales del conductor”, destaca el informe.
Los piratas pueden acceder al vehículo por intermedio de conexiones inalámbricas Bluetooth, del sistema de asistencia a distancia OnStar, de un virus en un smartphone Android (Google) conectado al vehículo o incluso de un CD infectado leído por un sistema de audio del vehículo, detalla el documento.
El informe cita también estudios anteriores que muestran cómo los piratas pueden tomar el control de algunos automóviles populares y hacer que aceleren o frenen brutalmente, giren, toquen la bocina, enciendan o apaguen las luces, desactiven sus frenos…
Los constructores, señala, tomaron escasas o nulas medidas tras la divulgación de estudios que expusieron estas vulnerabilidades en el 2013 y el 2014.
Dos alianzas de constructores adoptaron recientemente códigos de buena conducta, pero el informe observa que no son demasiado claros.
“Para conservar la confianza de nuestros clientes necesitamos contar con una protección sólida de los datos privados de los consumidores y de los vehículos”, dijo a la AFP la Alianza de Constructores de Automóviles, basada en Estados Unidos.
Los constructores se comprometieron a “brindar protecciones reforzadas de las informaciones más sensibles”, que vayan “más allá de las adoptadas en otros sectores”, aseguró.
El informe está basado en datos entregados por BMW, Chrysler, Ford, General Motors, Honda, Hyundai, Jaguar Land Rover, Mazda, Mercedes-Benz, Mitsubishi, Nissan, Porsche, Subaru, Toyota, Volkswagen y Volvo.