Vida

Los villancicos exaltan la tradición

En la época navideña es común escuchar villancicos en centros comerciales o estaciones de radio, pero poco se conoce de sus orígenes y cómo han evolucionado hasta convertirse en los que conocemos ahora.

Cantos atrapan el sentimiento de la época.

Cantos atrapan el sentimiento de la época.

Inicialmente esta música la interpretaban los villanos —habitantes de una villa— y era una composición poética con estribillo, y muchas de estas no tenían connotación religiosa, sino simplemente hablaban de la cotidianidad.

“Villancico es un género de copla que solo se compone para ser cantado. Los demás metros sirven para representar, para enseñar, para describir, para historia [sic] y para otros propósitos, pero este (refiriéndose a la letra del villancico) solo para la música”, describe Aurelio Tello en su investigación Villancicos de remedio en la Nueva España.

Estos cantos tienen la característica de narrar. Por esta razón los primeros villancicos religiosos que se conocen fueron compuestos por los evangelizadores, con la finalidad de llevar la Buena Nueva a los aldeanos y campesinos que no sabían leer.

Populares

“En Guatemala, los villancicos son populares durante las novenas o rezos al Niño Dios, las posadas y los robos de Niños, acompañados de música interpretada por órganos, armonios, chinchines, pitos de barro y de metal, y caparazones de tortugas. Esto afianza el criterio que en este tipo de canto se unen lo tradicional y académico junto a lo popular”, indica el historiador Haroldo Rodas.

Estas interpretaciones tienen mucho contenido poético y en Guatemala se usan desde el siglo XVI. “Según E. Thomas Stanford, el villancico está ligado profundamente con el romance tradicional y con el corrido, ya que tiene narración y una larga serie de versos o coplas. Los villancicos más antiguos datan de 1628, los cuales se dejaron de usar por disposiciones eclesiásticas en 1765, ya que los censores consideraban sus coplas con mucha falta de respeto. Aunque en Guatemala se siguieron utilizando abundantemente hasta muy entrado el siglo XX”, refiere el investigador Osberto Gómez.

Costumbre local

El país gozó de una época de producción de villancicos desde mediados del siglo XVI hasta la Independencia. En una investigación auspiciada por la Asociación de Amigos del País se publicó el disco Capilla Musical: Cantatas, villancicos y tocatas del siglo XVIII, interpretado por Ensemble Millennium y dirigido por Dieter Lehnhoff.

“Los dos géneros principales en los cuales trabajaron los compositores en Guatemala durante el siglo XVIII son la cantata y el villancico. Este último era preferido por su gran flexibilidad; su forma de estribillo y coplas que se prestaba a variadas e innumerables aplicacione”, indica la investigación.

Los villancicos estaban dedicados, según la ocasión, al Santísimo Sacramento, a la Ascensión, a la Inmaculada Concepción de María, al Nacimiento o Natividad, pero también a santos como San Pedro, Santa Cecilia o Santa Rosa de Lima.

Estos cantos mantienen la tradicionalidad del pueblo cristiano: exaltan la figura de Jesús y recuerdan su nacimiento.

En la actualidad, la música navideña se confunde fácilmente con los villancicos, aunque no respeten la métrica de escritura, las rimas o las medidas musicales sugeridas por este género, desde la antigüedad. Por ejemplo el tema El niño y el támbor, que muchos consideran villancico, es canción navideña, ya que no cumple con las características de los primeros.

Entre los villancicos como tal se encuentran Venid pastorcillos, Hermosa Doncella, A la rorro niño, ra, Vamos pastores vamos. Temas como Blanca Navidad, El niño del tambor, Campanas de Belén y Noche de paz son canciones navideñas.

Composiciones para el Niño Dios

Existen numerosas exaltaciones de villancicos, los cuales se han dejado de interpretar y han dado lugar a la música navideña que se conoce internacionalmente.

De acuerdo con el historiador Haroldo Rodas, hay más de 300 cantos de este tipo, que tienen desde cinco hasta  30 estrofas. Estos se pueden agrupar en tres grandes sectores, según una investigación del cronista Miguel Álvarez: invitaciones, nanas y alabados. Las primeras consistían en que   religiosos visitaban  al Niño Dios  y le cantaban. Las segundas son canciones de cuna para que el Niño Dios duerma. Finalmente, los alabados, que eran poemas de cariño, ternura y exaltación al Dios Niño.

Como evidencia histórica en el país, los investigadores recurren a las crónicas de Thomas Gage, quien en 1624 vivió una Nochebuena en Guatemala, donde la gente interpretó varios cantos, que se supone eran villancicos.

ESCRITO POR: