Escenario

Acatán

A casi 400 kilómetros de la ciudad capital, y a más de 400 años de distancia en la historia, un pequeño municipio del departamento de Huehuetenango sobresale dentro de la musicología mundial: San Miguel Acatán. Desconocidas hasta para sus propios pobladores, las partituras musicales guatemaltecas que fueron reunidas en ese lugar durante la década de 1960 (y que desde entonces figuran en una biblioteca norteamericana), constituyen uno de los tesoros artísticos e históricos más valiosos de nuestro país.

(Foto Prensa Libre: Cortesía de Paulo Alvarado)

(Foto Prensa Libre: Cortesía de Paulo Alvarado)

A casi 400 kilómetros de la ciudad capital, y a más de 400 años de distancia en la historia, un pequeño municipio del departamento de Huehuetenango sobresale dentro de la musicología mundial: San Miguel Acatán. Desconocidas hasta para sus propios pobladores, las partituras musicales guatemaltecas que fueron reunidas en ese lugar durante la década de 1960 (y que desde entonces figuran en una biblioteca norteamericana), constituyen uno de los tesoros artísticos e históricos más valiosos de nuestro país.

La colección de 15 libros de coro —como se les denomina a estos documentos— data de finales del siglo XVI y principios del XVII, una verdadera antigüedad para toda la región. Contiene copias de obras de origen español, portugués y de la escuela franco-flamenca. Lo importante, sin embargo, es un número significativo de piezas que no tienen concordancia con música de ningún archivo europeo o de fuentes en otros países de la América Hispana, cuyo aparente anonimato puede esconder la mano de músicos locales como Tomás Pascual y Francisco de León. Hablamos de pioneros de la composición en el Nuevo Mundo, ubicados justo en estas tierras, en las remotas misiones de doctrina de la sierra de los Cuchumatanes.

Fue en 1994 que dos agrupaciones nacionales, el Cuarteto Contemporáneo y la Cantoría de Tomás Pascual, nos dimos a la tarea de realizar y publicar el primer registro fonográfico exclusivamente representativo de la producción renacentista huehueteca. La placa comprende canciones versionadas por muy diversos artistas, tales como “Victoria, victoria”, “Hoy es día de placer” y “Si tanta gloria”, a la par de un variado muestrario de la capacidad polifónica, coral e instrumental, con que deben haber contado no solamente los compositores, sino también los intérpretes de esta música.

Hoy, a cuatro lustros, y a pesar de sus limitaciones, la grabación guarda su encanto. Una veintena de piezas, breves y sin rodeos, atestigua la estética y el dominio formal de quienes pueden situarse entre los primeros autores musicales documentados —guatemaltecos— de todo un continente.

ESCRITO POR: