En los diarios aparecen recordatorios de encuentros que la autora de La señora Dalloway mantuvo con reconocidos escritores contemporáneos suyos, como el novelista E.M. Forster o el poeta T.S.Eliot, además de otras citas personales con sus familiares.
También dejan constancia de algunos de los momentos más difíciles de la escritora londinense, que sufría un trastorno bipolar que la obligó a guardar reposo en ocasiones, como ella misma anotó con la simple palabra “cama” junto a algún compromiso tachado.
La última entrada pertenece al día de su muerte, el 28 de marzo de 1941, fecha en la que, tras suicidarse metiéndose en un río con piedras en los bolsillos, su marido, Leonard, escribió a lápiz “muerta”.
La universidad de Sussex exhibe ahora estos diarios con cita previa, pero tiene previsto ampliar su acceso a estudiantes, admiradores de la escritora y público en general.
EFE