Escenario

Luna convertida en segundo himno

Con el vals Luna de Xelajú, el guitarrista Francisco Pérez Muñoz participó en un concurso musical celebrado en el teatro Capitol, Ciudad de Guatemala, en 1944.

La canción quedó en el tercer lugar del certamen, pero siete décadas después tiene incontables versiones, instrumentales o cantadas, y es infaltable interpretación en conciertos de orquesta, coro o marimba en el país.

Francisco Pérez nació en Huehuetenango, el 25 de abril de 1917. Estudió sus primeras letras en el colegio La Aurora. A los 6 años se presentó en el Teatro Municipal.

A los 10 años, Paco, junto con su familia, se trasladó a Quetzaltenango, en donde mostró sus dotes como cantante y declamador. Formó parte del trío Quetzaltecos, junto a Manolo Rosales y JoséÁlvarez. En 1937, con motivo de la inauguración de radio TGQ, ofreció conciertos al aire, con acompañamiento de piano.

Después fue cantante en la radio nacional TGW, y creó el personaje cómico Ciriaco Cintura, en el programa La tremenda corte.

Francisco Pérez formó parte del elenco de la primera película nacional El Sombrerón.

Luna de Xelajú ganó tal popularidad que se le considera como un segundo himno nacional, por el sentimiento de identidad regional y nacional que despierta.

La brillante carrera de Paco Pérez quedó truncada por el accidente aéreo del 27 de octubre de 1951 en el que murió, junto a otros 24 artistas y técnicos radiales, tras una presentación en Petén.

LETRA COMPLETA

Luna de Xelajú ha hecho sonreír, suspirar y llorar a millones de guatemaltecos.

Luna gardenia de plata, que en mi serenata, te vuelves canción. Tú que me ves hoy cantando, me viste llorando mi desilusión.

Calles bañadas de luna, que fueron la cuna de mi juventud. Vengo a cantarle a mi amada, la luna plateada de mi Xelajú.

Luna de Xelajú, que supiste alumbrar, en mis noches de pena, por una morena de dulce mirar.

Luna de Xelajú, me diste inspiración, la canción que hoy te canto, regada con llanto de mi corazón. En mi vida no habrá más cariño que tú, mi amor, porque no eres ingrata, mi luna de plata, Luna de Xelajú.

Luna que me alumbró, en mis noches de amor. Y hoy consuelas mi pena, por una morena que me abandonó.