El condenado ya había enfrentado un proceso penal que concluyó el 7 de abril de 2015. En esa ocasión fue absuelto del homicidio de González Chajón, pese a las imputaciones del Ministerio Público.

Semanas después de la sentencia absolutoria, el ente investigador impugnó la decisión del Tribunal y presentó el memorial a la Sala Cuarta de Apelaciones del Ramo Penal.

La Sala anuló la sentencia y ordenó un nuevo debate, por considerar  que no se valoró la prueba conforme lo señala la ley.  El segundo proceso concluyó con la sentencia.

Para la Fundación Sobrevivientes, que acompañaron ambos procesos “fue un momento muy difícil para los padres de Rosemary, que todos estos años han buscado justicia”.

En busca de trabajo

Rosmery, a sus 18 años y con el afán de conseguir un empleo buscó ayuda en Óscar Manuel Romero Alvarado, tío en segundo grado por la familia de la mamá. Él laboraba en la Escuela Nacional de Agricultura (ENCA), en Barcena, Villa Nueva.

“Para tal fin la citó a entrevistas en más de una ocasión, pero le pidió que en su casa contara que salía por razones de estudio. Una de las últimas -entrevistas- fue el 3 de julio de 2008,  cuando ella no volvió a su casa.”, según documentó la Fundación.

La adolescente emocionada porque consideró que ya tendría un trabajo accedió a todas las peticiones del ahora condenado. Incluso la madre comentó que Romero Alvarado le pidió dinero en efectivo  porque le enseñaría a usar la caja y que esa sería la última prueba. “En esa ocasión ella llevaba Q2 mil 500”, confirmó.

El 3 de julio de 2008, la familia recibió una llamada, nadie se identificó pero reconocieron que era Romero Alvarado. El hombre dijo que tenía secuestrada a Rosemary y que no dieran parte a la policía.

El 9 de julio fue localizado el cadáver de González Chajon en la ENCA. Tenía tapados con cinta adhesiva los ojos y la boca.