Guatemala

Migrante retalteco supera la adversidad

Miles de migrantes intentan llegar a Estados Unidos cada año y deben enfrentar el calvario que esa travesía representa, con el objetivo de obtener mejores condiciones de vida para ellos y su familia;  sin embargo, muchos no lo consiguen, debido a obstáculos en el camino como la violencia, el calor y el frío, entre otros.

Manolo Evelio Castillo, junto a su esposa, Claudia Miranda, con quien vive actualmente y quien tiene seis meses de gestación. (Foto Prensa Libre: Rolando Miranda)

Manolo Evelio Castillo, junto a su esposa, Claudia Miranda, con quien vive actualmente y quien tiene seis meses de gestación. (Foto Prensa Libre: Rolando Miranda)

Manolo  Evelio Castillo, de 32 años, originario de la cabecera de Retalhuleu, labora como jardinero en San Francisco, California, desde hace 14 años, y es el sostén económico de su familia.

Establecerse en territorio extranjero no fue fácil, a sus 18 años decidió viajar a Estados Unidos para buscar el sueño americano, lo que lo llevó a sufrir experiencias que lo marcaron profundamente, principalmente en la frontera entre México y ese país.

Castillo recuerda que salió de su casa el 22 de diciembre del  2001 con lágrimas en los ojos al despedirse de su familia, y junto a un  primo emprendieron el viaje que duró   dos meses. No contaban con recursos económicos para pagar un coyote, por lo que les fue más difícil llegar. Ambos trabajaron en Morelos, México, durante un mes como cortadores de calabazas, lo que les permitió ahorrar dinero para cruzar la frontera.

Cuenta que caminó durante cuatro noches en el desierto y estos fueron los momentos más difíciles, porque padeció hambre, frío por las noches y  calor durante el día.

“Caminábamos de noche porque en el día nos escondíamos en arbustos o rocas para escapar de los agentes de migración, quienes hacían recorridos sobre el desierto en avionetas. A pesar de las dificultades logramos llegar a un parque de Arizona, donde   esperamos  dos días para que nos llegaran a recoger”, expresó Castillo.

Recuerda que trabajó durante dos años  como ayudante de jardinero, pero no ganaba un  salario  digno;  sin embargo, siguió luchando para apoyar a su familia y a una hija a quien  no conoce,  debido a que se separó de su primera pareja.

“Me costó iniciar una nueva vida y después de trabajar como ayudante de jardinero aprendí el oficio. Luego fui recomendado por una persona en una empresa de jardinería, en la cual trabajo desde hace nueve años, y estoy contento porque el sufrimiento que he pasado para llegar al lugar en el que estoy en la actualidad valió la pena. Ahora tengo una esposa amorosa que tiene seis  meses de gestación y es mi ayuda ideal, además, sigo apoyando a mi familia en Retalhuleu, a la cual amo y sé que algún día los volveré a ver y abrazar”, agregó Castillo.

Claudia Miranda, esposa de Castillo, indicó que su esposo es un hombre de buenos principios y trabajador, además agradece el apoyo que le ha dado en los momentos más difíciles.

“Es un gran hombre y me doy cuenta del esfuerzo que hace. Le pido a Dios que nos ayude para salir adelante en nuestros trabajos y seguir ayudando a nuestras familias que están lejos de nosotros”, expresó Miranda.

Castillo expuso    que le  pide a Dios que lo siga bendiciendo porque tiene metas que alcanzar, y anhela volver un día a Retalhuleu para estar junto a su familia,  a la cual  tuvo que dejar por necesidad.

Durante el viaje que los migrantes deben emprender para buscar una nueva vida en Estados Unidos afrontan grandes peligros, y muchos mueren en el intento;   sin embargo, las remesas que envían representan  el principal sustento económico de muchas familias guatemaltecas.

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