Esa reducción en las precipitaciones se debería a la gestación y presencia del fenómeno El Niño, que provoca sequía en la mayor parte del territorio nicaragüense, explicó el experto.

En una nota oficial, el Gobierno sandinista informó que El Niño se viene gestando en el océano Pacífico desde febrero pasado, y que su impacto iniciará en julio.

Pero los primeros efectos de El Niño ya se sienten en Nicaragua, aseguró Baca.

Las estadísticas del Ineter indican que las precipitaciones de mayo, el primer mes de la temporada húmeda, tuvo un déficit de lluvias de entre el 50 % y el 90 % entre los días 1 y 25 del mes.

Aunque el Ineter prevé que El Niño disminuirá los días húmedos del año, que terminan oficialmente en noviembre, mientras que el impacto del mismo en la actividad agrícola todavía es desconocido.

Representantes del Gobierno, de la patronal y de los gremios de productores de Nicaragua iniciaron hoy en Managua una reunión para analizar el posible impacto que pueda generar El Niño, un fenómeno que implica el calentamiento de las aguas del Pacífico tropical y puede acarrear sequía o excesos de lluvia.

El Niño es una alteración global de la atmósfera que trae sequía en las zonas más productivas de Nicaragua.

El Niño podría hacer que la canícula, el período seco en medio de la temporada lluviosa que inicia el 15 de julio y termina el 15 de agosto, inicie antes y termine después de lo normal.

Los gremios productores han advertido que esto será negativo para ese país.

La agricultura representa un 18 % del Producto Interno Bruto  (PIB) de Nicaragua.