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Desde el correcaminos hasta el emblemático cactus saguaro: las especies que sufrirían con el muro de Donald Trump

Cuando en junio de 2015 el empresario estadounidense Donald Trump anunció su candidatura a la presidencia de Estados Unidos por el Partido Republicano, afirmó que construiría un "muro enorme" en la frontera con México.

Trump es ya candidato oficial del partido y su promesa se ha convertido en verdadero grito de guerra de su campaña, con sus seguidores coreando “construye el muro” durante sus apariciones públicas.

El énfasis hasta ahora ha sido el efecto que el muro tendría sobre la inmigración ilegal, pero muy pocos hablan sobre cómo la fauna entre ambos países se vería afectada.

Hay una población muy diversa de mamíferos, pájaros y plantas en la frontera, incluyendo el icónico correcaminos americano y el cactus saguaro, símbolo cinematográfico del suroeste de EE. UU.

El ecosistema desértico local también incluye pumas, borregos cimarrones y el ocelote, del que quedan apenas 50 ejemplares en el sur de Texas.

El muro supondría una barrera al apareamiento entre especies que habitan a ambos lados de la frontera y por tanto reduciría la variedad genética de muchos animales, haciéndoles más susceptibles a enfermarse.

También se interrumpiría la polinización y hasta los ríos podrían verse afectados, con el consiguiente riesgo de inundaciones.

Algunas especies se verían especialmente afectadas, como el jaguar norteamericano, que está en peligro de extinción, y los osos negros, reintroducidos en Texas en la década de 1990, y que necesitan aparearse con sus primos mexicanos.

Desaparición de especies

Según el Dr. Clint Epps, biólogo de vida silvestre en la Universidad de Oregón, las especies han cruzado la frontera desde hace entre tres y 20 millones de años y una barrera física tendría un impacto.

“Algunas especies como los borregos cimarrones tienen gran presencia a ambos lados de la frontera. Dependen de la libertad de movimientos para mantener su diversidad genética y para poder recolonizar el hábitat donde han sufrido extinciones locales”, afirmó.

El experto añadió que una barrera física podría suponer la desaparición de especies locales, y hasta la creación de nuevas especies por la separación de poblaciones animales.

Ya existe una barrera entre EE. UU. y México. De hecho, alrededor del 40% de la frontera de tres mil 200 kilómetros de longitud está vallada, con el objetivo de frenar la inmigración ilegal y el tráfico de drogas a EE. UU. Y aunque en muchos lugares las barreras son permeables y están diseñadas para frenar vehículos, la fauna se ha visto afectada.

Por ejemplo, se han divisado animales estresados al tener problemas para cruzar la frontera, como el león de montaña y el gato montés.

Y hasta algunas aves, como el glaucidium, un género de búhos pigmeos que suelen volar bajo, y los correcaminos han salido malparados.

Difícil investigar

Trump dice que su muro tendrá entre 10 y 20 metros de altura y será de hormigón sólido. Además, señala, vendría acompañado de carreteras de acceso y mayor actividad humana.

Para los investigadores, sin embargo, resulta complicado precisar el efecto que esta construcción tendrá sobre la naturaleza del lugar. Ello se debe a la dificultad de acceder a la zona y las interrupciones constantes de los guardas fronterizos.

Sergio Ávila-Villegas, del Museo del Desierto de Arizona-Sonora, dijo a la BBC que “no es fácil para un investigador lidiar con los mayores controles y patrullas fronterizas. Por ejemplo, si trabajas con búhos tienes que hacerlo por la noche, y si recorres la zona a esa hora atraes la atención de la policía fronteriza”. Aún así, Ávila-Villegas no duda que “el muro afectará a todo el ecosistema”.

La historia está plagada de ejemplos similares que dejaron una huella en la naturaleza. En los años 50, pusieron una verja de cuatro mil 800 kilómetros de longitud en el sureste de Australia.

El llamado Cerco del Dingo quería prevenir que los perros salvajes atacaran a las ovejas y, aunque logró su objetivo, también protegió a los canguros, que se multiplicaron. Ello resultó ser aún más problemático ya que estos compiten con las ovejas en el pastoreo.

Algunas secciones de la Gran Muralla China, por otro lado, son completamente impenetrables.

En una de estas zonas llamada Juyong-guan, cerca de la capital Pekín, los científicos estudiaron las plantas a ambos lados de la muralla y concluyeron que efectivamente el flujo genético se había quebrado.

Teniendo en cuenta que el muro propuesto por Trump busca frenar el movimiento de personas en la frontera con México, seguramente el proyecto no incluirá zonas para que puedan pasar grandes mamíferos amenazados.

Por tanto, este gran muro inevitablemente tendría enormes repercusiones medioambientales para toda la zona.

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