Betty June Binnicker, de 11 años, y Mary Emma Thames, de 8 años fueron vistas por última vez por Stinney por ello fue arrestado y juzgado en un proceso rápido que duró dos horas y hubo una deliberación de diez minutos con el cual consideraron que Stinney debía ser condenado a muerte.
Las pruebas que resultaban ser suficientes para condenar a Stinney fueron presentadas por las autoridades quienes más adelante sometieron al joven a duras confesiones en las cuales los abogados defensores ni familiares podían estar presentes.
Según la policía Stinney confesó el doble asesinato, The Guardian publicó que no existe constancia alguna y evidencia de la confesión realizada por Stinney llevándolo a morir en la silla eléctrica y ser tratado como adulto como determinaban las leyes de Carolina del Sur.
Un juez que revisó el caso de Stinney anuló la sentencia mencionando que “las autoridades le forzaron a confesar el crimen”, detalla el portal The Independent. Familiares de Stinney señalaron que había nuevas pruebas sobre el caso.
La jueza Carmen Mullen mostró su veredicto mencionando “que se cometió una de las mayores injusticias de la época, ya que el joven fue obligado a confesar por parte de las autoridades”.
En 1944 año en el que fue acusado de matar a ambas niñas blancas por golpearlas repetidamente en la cabeza con una barra de hierro, los familiares de Stinney mostraron su contento al conocer la anulación de los cargos.