Comunitario

Invocan protección con velación de máscaras

Aunque desconocida para muchos guatemaltecos, una de las ceremonias  que se celebra con más frecuencia en la mayoría de cofradías  del país es la   velación de las máscaras.

El rezador Santiago Díaz coloca una ofrenda ante las máscaras.

El rezador Santiago Díaz coloca una ofrenda ante las máscaras.

Estos enseres son usados por  los participantes en las danzas tradicionales que se representan  en más de alguna población de Guatemala cada día del año.

“Para celebrarla  se utilizan candelas de cera de colores y cebo, incienso,  azúcar, miel, chocolate, ocote,  comida y aguardiente”, dice Santiago Díaz Siana, de 72 años, rezador de la danza del Rabinal Achí, de Rabinal, Baja Verapaz.

Díaz tiene  cinco años de ser “teniente” —encargado— de los rezos del  Rabinal Achí.  Aprendió el ritual con  Juan Alvarado, uno de los más respetados rezadores del lugar,  quien murió hace ocho años.  “Si lo  llaman para pedirle  colaboración no se niegue, cumpla con su deber”,   lo instruyó Alvarado.

Rezos

El incienso, las velas y los otros materiales son nada más  la parte material  de un   ritual   que ha sobrevivido por siglos, transmitido en forma oral  de padres a hijos.

Su  esencia  consiste en largas jornadas de rezos e invocaciones a Jesucristo, a los santos, a los  nahuales o protectores de las montañas y a los espíritus de los antepasados, fórmulas que se repiten de rodillas y balanceando un incensario o sosteniendo en las manos velas que destilan parafina caliente.

“No se tiene evidencia de si estos rituales se practicaban entre los mayas clásicos, pero si persistieron al período colonial, es muy probable que hayan existido antes y se sincretizaron”, explica el antropólogo Carlos René García Escobar.

“Con una invocación al Corazón del Cielo y Corazón de la Tierra, y al Santo Dios y Santo Fuerte que nos da la vida, se invita a las ánimas o espíritus de los abuelos fallecidos para que  acompañen  la  celebración que un  día   disfrutaron y que se antepongan para evitar  cualquier problema de salud y peligro para las familias y los danzantes”, refiere Díaz.

Agrega: “Por eso se  derrama licor sobre  las máscaras, se les ofrece comida y  se les  encienden candelas, porque los antepasados las usaron y ahora ellos son invitados. Aunque no estén presentes, están en  espíritu y merecen atención porque ellos bailarán con nosotros”.

Propósitos

“Se reza para que los bailadores cumplan con su compromiso,  sin peleas, sin excesos, y que no sufran  dolores, golpes o caídas al bailar, para que participen siete años seguidos, como lo manda la tradición”, indica Rolando Noj, cofrade de Corpus Christi de Patzún, Chimaltenango.
En este pueblo se cree que  las máscaras transmiten a los  bailadores las cualidades del animal o personaje que representan.  Por ejemplo, la  del jaguar  da mucha fuerza”, explica Noj.

En cierta ocasión se le preguntó a Pedro Boror, rezador kaqchikel  de Lo de Bran, Mixco: ¿Qué pasará el día que muera?, y contestó: “Siempre hay uno que sigue la costumbre. Todo depende de que se haga siempre igual y que no falte el incienso”.

Sincretismo

Creencias subyacen

El fenómeno religioso maya se desarrolla entre el mundo sagrado, del cielo,   los espíritus, los santos, lo inexplicable y lo  que no se puede ver,  y el mundo profano, que involucra  los actos de la vida diaria, lo material y lo físico.  

Estos  conceptos están presentes en el rito y en  la religiosidad popular.  

“Los que provienen del catolicismo están en la superficie, cubriendo las apariencias ante terceros, y los que se originan en la religión cosmogónica forman el sustrato”, explica el sociólogo Carlos Guzmán Böckler.  “El hecho de que el colonizador despreciara e ignorara los principios religiosos del colonizado sirvió a este para disimularlos y mantenerlos”, dice.

Dato

3 horas puede prolongarse la velación de las máscaras.