En estos momentos en que se manifiesta la debilidad del Estado y del ejercicio democrático, me parece muy oportuno reflexionar sobre la democracia, para lo cual me permití plantear algunos de los factores fundamentales de la misma, tales como: un marco legal sólido y democrático, un sistema de justicia efectivo que genere un verdadero estado de Derecho, una institucionalidad de Estado fuerte, con efectiva división de funciones, que permita generar los controles y balances necesarios; un sistema de partidos políticos sólidos y democráticos, una clara legislación electoral, y autoridades de quienes se deriven que garanticen procesos electorales transparentes. Pero insisto que el factor más importante de toda democracia lo constituye la participación ciudadana, pues esta es la única que garantiza la efectividad del Estado.

Esta participación ciudadana, a su vez, depende de la posibilidad que tiene la población de tener acceso a información objetiva y que le permita ejercer el derecho a la libertad de opinión y expresión. La participación ciudadana implica que la población pueda construir un pensamiento propio a partir de información veraz, y derivado de ello desarrollar opiniones propias, con las cuales pueda ejercer su libertad de expresión.

Este fenómeno es conocido como el derecho de un pueblo al acceso a la información; no solo la que es de carácter público, sino a todo tipo de información que le permita tomar decisiones e incidir en las políticas públicas.

Es precisamente en el ejercicio de este derecho humano de la sociedad a estar informada donde destacamos la importancia de la libertad de prensa y la obligación del Estado de garantizarla y protegerla.

Uno de los principios fundamentales de la libertad de expresión, y en particular de la libertad de prensa, es el de “diversidad y pluralismo”, que consiste en contar con una diversidad de medios que garanticen una pluralidad de puntos de vista, que le permitan a la sociedad sacar sus propias conclusiones.

En América Latina se ha desarrollado una excesiva visión comercial de la comunicación, y esto fue permitiendo con el tiempo la acumulación de medios en grandes conglomerados e incluso monopolios y oligopolios que atentan contra el principio de diversidad, lo cual violenta la necesidad de generar un pluralismo de opiniones, y además les da un enorme poder político que afecta seriamente el modelo democrático, y pareciera que ningún político ni organismo público está dispuesto a tomar acciones para corregir este fenómeno.

Las cinco amenazas más grandes contra la libertad de prensa en nuestro continente son: a) La violencia contra periodistas y medios; b) La existencia de grandes conglomerados y monopolios de comunicación; c) Los mecanismos de censura, incluyendo la tipificación de algunos delitos que limitan la libertad de expresión; d) El manejo discriminatorio de los gastos de publicidad oficial; e) La falta de acceso de grupos sociales a medios alternativos de comunicación, como radios comunitarias, o a nuevas tecnologías, como el uso del Internet.