Europa trata de domar al oso ruso

PANORAMA INTERNACIONAL

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La más reciente iniciativa para detener la escalada bélica en Ucrania ocurrió el jueves último cuando Ángela Merkel, canciller de Alemania, y  François Hollande, presidente de Francia, sentaron en la mesa de negociaciones a Putin y Petro Poroshenko, mandatario ucraniano,  a quienes hicieron firmar  un acuerdo de cese el fuego, del que tampoco nadie cree que se haga realidad.  “Han sido negociaciones muy difíciles y no esperamos que la aplicación del acuerdo sea fácil”, explicó  Poroshenko ante la prensa. El viernes, un día después de que fuera suscrito el acuerdo, al menos ocho militares ucranianos y tres civiles murieron en ataques ocurridos en el este de ese país. Esa difícil situación llevó a que la UE decidiera impulsar más sanciones contra Rusia a partir de mañana.

El magnate George Soros plantea el problema de una manera más directa: si bien las sanciones contra Rusia han impactado en este país de forma severa, la situación puede revertirse,  amenazar la estabilidad de la eurozona y extenderse a nivel planetario. “Las sanciones son un mal necesario. Son necesarias porque ni la UE ni EE. UU. quieren arriesgarse a una guerra con Rusia, lo que deja las sanciones económicas como la única vía disponible para hacer frente a la agresión rusa”, expresa en un artículo publicado en el New York Review of Books. Pero agrega que esos castigos son negativos, porque afectan a los mismos países que las han impuesto; o sea, el impacto económico negativo también lo va  a sufrir Europa. “Rusia está atravesando una crisis financiera que está contribuyendo a que la amenaza de una deflación seria en la eurozona se convierta en realidad”, apunta.

La solución no es fácil. El fuerte descenso del precio del petróleo tiene a Rusia en ascuas. Moscú necesitaría que el precio del barril de crudo fuera de US$100, pero ahora se sitúa en US$55. Esta situación se suma a  las sanciones que han llevado a que el rublo haya descendido en un 50 por ciento y la inflación se haya acelerado. Sin embargo, según Soros, Rusia aún puede respirar, porque cuenta con importantes reservas de divisas, por lo que afirma que deben profundizarse las sanciones para que retroceda por el impacto de la guerra económica. “La Unión Europea no se enfrenta a los rescoldos de una Unión Soviética moribunda, sino a una Rusia renaciente que ha pasado de ser un socio estratégico a un rival estratégico”, indica. Para este magnate, Europa no parece darse cuenta de que está siendo atacada indirectamente por Rusia, miopía que podría convertirse en un error histórico.

De esa cuenta, Soros plantea que la única forma de evitar una guerra  que volvería a desangrar a Europa sería por la vía de profundizar las sanciones contra Moscú hasta que Putin dé marcha atrás en su aventura belicista en Ucrania. Visto de otra manera, la idea es que se  ahogue a Rusia en una guerra económica y militar antes de que la obsesión expansionista del  oso ruso pueda convertirse en una real amenaza militar ante una Europa que no desea otra guerra en su territorio.

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