Huellas de crímenes

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El crimen contra el detective policial tenía como objetivo silenciar a quien había revelado que desde las altas estructuras del Ejército se había ordenado el asesinato de la antropóloga Myrna Mack, cuyo hecho fue parte de una cadena de ejecuciones extrajudiciales.

SEGÚN EL PERIODISTA Byron Barrera Ortiz, sobreviviente de un ataque armado, entre septiembre y octubre de 1990 ocurrieron varios crímenes que evidentemente tenían una misma dirección operativa y política. El 11 de septiembre de ese año mataron a puñaladas a Mack, quien había sacado a luz los desplazamientos de población civil en zonas militarizadas. El 15 de octubre, fue muerto a balazos el empresario radiofónico Humberto González Gamarra, que había retornado del exilio y era dirigente de la socialdemócrata Unidad Revolucionaria Democrática (URD). El 26 de ese mismo mes, fue atacado a balazos Barrera Ortiz, quien también había retornado del exilio. Aunque en el atentado sobrevivió el periodista, su esposa, Refugio Villanueva, murió de un balazo.

HASTA LA FECHA, solo el asesinato de Mack ha sido esclarecido. El sargento Noel de Jesús Beteta fue condenado como autor material y se dejó abierto proceso penal contra el general Édgar Godoy, jefe del EMP; el coronel Juan Valencia Osorio, jefe del Departamento de Seguridad Presidencial, y el coronel Juan Guillermo Oliva, subjefe de ese departamento. Valencia Osorio fue hallado culpable de autoría intelectual del asesinato de Mack y condenado a 30 años de cárcel, pero hasta la fecha sigue prófugo.

EN MANOS DEL MINISTERIO Público está desempolvar estos casos, en los cuales es clave el informe de Mérida Escobar que concluyó que Mack había sido asesinada por el Ejército y el reporte de la Procuraduría de Derechos Humanos que estableció que miembros del Ejército también estuvieron involucrados en la posterior ejecución del investigador policial. Los asesinatos de Mérida Escobar, González Gamarra y el atentado contra Barrera Ortiz habrían sido planificados, ordenados y ejecutados por esa misma estructura criminal que formaba parte del EMP y no deben quedar impunes.

¿QUÉ DIFERENCIA HAY entre el escuadrón de la muerte involucrado en el caso Mack y los que había en la PNC durante la jefatura de Erwin Sperisen? Casi ninguna. El primero estaba dirigido a eliminar a opositores políticos y los segundos a exterminar a supuestos delincuentes, pero en esencia el Estado efectuaba ejecuciones extrajudiciales. Por eso es una atrocidad que aun haya quienes justifiquen la existencia de esos aparatos clandestinos dentro del Estado, porque nuestra historia demuestra que de la limpieza de la delincuencia se pasa a los “indeseables” políticos.

@hshetemul

ESCRITO POR:

Haroldo Shetemul

Doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Pontificia de Salamanca, España. Profesor universitario. Escritor. Periodista desde hace más de cuatro décadas.