Letra viva, letra muerta

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 Esta marginación responde a una estrategia de raigambre histórica cuyo propósito es mantener a la ciudadanía en una atmósfera de oscurantismo intelectual, restándole así elementos de juicio y limitando su participación en las decisiones que marcan el destino del país.

Sin embargo, existe información de última hora sobre la decisión de la vicepresidenta de la República de salir al rescate, realizando una transferencia de Q300 mil para honrar el compromiso del Ministerio de Cultura y Deportes. Aun cuando este es un buen paliativo al problema puntual de este año, no satisface del todo la necesidad de contar con un apoyo institucional fuerte y de largo plazo inmune a las veleidades de un ministro, cada vez que se le enreden los presupuestos y las prioridades.

Dadas las circunstancias, una acción de esa naturaleza —me refiero a institucionalizar la Filgua y darle el relieve y la trascendencia que merece— sería un enorme impulso para una de las pocas actividades literarias y culturales dirigidas en gran porcentaje a la niñez y la juventud guatemaltecas.

Adicionalmente, sería de gran beneficio para la imagen de país a nivel regional e internacional, dado que las ferias del libro en países vecinos se han consolidado como verdaderas instituciones y reciben apoyo de todos los sectores de la sociedad, por ser ejemplo de desarrollo cultural y, por ende, de valores cívicos y crecimiento intelectual.

Quizás ya sea el momento de romper con el ostracismo al cual se ha condenado al arte y a la cultura. Quizás sea la oportunidad para comprender que sin una ciudadanía consciente, educada, responsable y activa, el país no tendrá ninguna oportunidad en el mundo actual de competitividad extrema.

Quizás si las autoridades entienden las dimensiones del beneficio implícito en el desarrollo intelectual de la población, finalmente el Ministerio de Cultura y Deportes podría comenzar a considerarse una cartera de primer nivel, con funcionarios ad hoc.

Mantener a la ciudadanía en la oscuridad no es el camino más inteligente para una nación sumida en crisis de seguridad, de empleo, de desnutrición crónica de su población infantil, porque el único camino para remontar todo ese retraso de décadas de abandono es un trabajo conjunto de todos los sectores de la sociedad.

La Feria del Libro es solo un ejemplo. Es un evento literario en un país de grandes literatos. Allí están también las instituciones fundamentales del quehacer artístico, en ruinas. La Escuela Nacional de Danza, el Conservatorio Nacional de Música, la Orquesta Sinfónica, el Centro Cultural Miguel Ángel Asturias, la Radio Faro, y sigue y suma.

La cultura es una de las columnas torales que sostiene la identidad de país. Si no se preserva, detrás de ella colapsa todo una estructura de valores que dan sentido a eso que muchos llaman guatemalidad.

elquintopatio@gmail.com

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