¿Y qué dice Dios?

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Siguiendo de cerca estos casos, es común que las familias, comunidades y fieles de la iglesia, traten de convencer a las víctimas y sus familias, para que callen el hecho y no denuncien, valiéndose para ello de su poder moral y religioso, llegando hasta el colmo de justificar la impunidad con base en las Sagradas Escrituras.

Es común, también, que las familias de los líderes espirituales acusados de violación o agresión sexual, traten de justificar las relaciones sexuales violentas, maquillando el caso a partir de una relación de pareja que se pudiera haber dado entre el líder espiritual y su víctima, incluso con diferencias de edad entre ellos de diez o quince años. Pero nada es casualidad. La violencia sexual es un tema del cual se habla cada vez con más frecuencia durante los últimos años, a decir del licenciado Marvin Rabanales, incluso en los medios de comunicación.

Esto se debe a cuestiones como las siguientes: 1. Aumento del número de casos. 2. Aumento del número de denuncias. 3. La implementación de Tribunales especializados, como los de Feminicidio. 4. La disminución de los temores de las víctimas de hablar sobre sus experiencias. 5. El activismo de organizaciones de Derechos Humanos. Y agregaría una causa fundamental: está dejando de ser normal que una mujer, a partir de la primera menstruación, sea objeto de violación.

En el 2009 se realizaron cambios significativos en la legislación penal sobre la materia, pero hoy aún es difícil probar la violencia psicológica que se utiliza para violar o agredir sexualmente. Una de las tantas manifestaciones de la violencia psicológica como medio para violar o agredir sexualmente, son las relaciones desiguales de poder, que se presentan entre mayores y menores de dieciocho años de edad; entre padres e hijas; entre maestros y alumnas; entre líderes espirituales y sus fieles.

Por ello, hay que poner en alerta a niñas, niños y adolescentes; tienen que saber que una persona que detenta una posición de poder (ya sea moral, laboral, familiar, espiritual o religioso), que se vale de ellos para obtener favores sexuales, es un violador y como tal ha de ser tratado. Si queremos que ley y justicia sean lo mismo, hay un artículo del Código Penal (el número 173), que habla muy claramente al respecto. Son los instrumentos de la justicia que no es divina, pero es justicia.

ESCRITO POR:

Carolina Escobar Sarti

Doctora en Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad de Salamanca. Escritora, profesora universitaria, activista de DDHH por la niñez, adolescencia y juventud, especialmente por las niñas.