CABLE A TIERRA

¿Business as usual?

Han transcurrido 16 semanas desde las primeras movilizaciones; si bien tengo la convicción de que la sociedad sigue igual o más indignada que cuando se develó el caso La Línea, es evidente que el ánimo por salir a las calles y mostrar dicho descontento ha mermado. Ciertamente, es menor de lo que muchos quisieran; más importante todavía es que no significa necesariamente que ya se perdió el interés por lo que está pasando en el país, o que la gente se haya vuelto a refugiar en la anomia. Muestra de ello son las multitudinarias manifestaciones de apoyo que recibió Iván Velásquez cuando fue cuestionado públicamente por el candidato presidencial de Líder en una entrevista en una cadena internacional de televisión.

Sin embargo, no podemos ignorar que sí hay razones concretas para que haya desencanto. Aquí algunas: 1. Luego de la renuncia de Roxana Baldetti, las investigaciones del MP no se han traducido todavía en una acusación concreta en su contra. 2. El Mingob no se ha esmerado por ubicar a Juan Carlos Monzón. 3. No se ha recuperado un centavo o una propiedad producto del enriquecimiento ilícito o la corrupción. 4. La insistencia de algunos actores de mantener al Presidente y su equipo en el Gobierno es una afrenta directa a nuestra dignidad. En cualquier país decente, por mucho menos, el presidente ya hubiera renunciado, o hubiera sido depuesto por el Legislativo. Y si bien el proceso del antejuicio ha avanzado, está todavía por verse si se vence el valladar de las clepto-alianzas dentro del Congreso y se le retira la inmunidad. 5. Vemos que el desplome de los servicios públicos prosigue, a la par que la corrupción continua.

6. A pesar de que hubiera podido tener nuestro apoyo masivo, el TSE nos plantea una reforma a la ley del sistema político y electoral que solo refleja parcialmente las aspiraciones de ver un cambio profundo. Se aleja todavía más de nuestro sentir cuando propone que estas reformas entren en vigencia hasta el ¡2019! 7. Por si fuera poco, el Congreso remata la LEPP con un dictamen que elimina de la iniciativa aspectos sustantivos vinculados con la democratización interna de los partidos políticos y asfixia financieramente los comités distritales.

Ninguno de nuestros pedidos —RenunciaYa; JusticiaYa; y ReformaYa— han sido atendidos. La voz ciudadana es resistida ferozmente y con excepción de la Cicig y el MP, carecemos de aliados de poder que estén dispuestos a jugársela con nosotros.

El mensaje permanente es: “Párese en la Plaza el tiempo que quiera, igual nos da. Nosotros seguiremos en lo nuestro; es más, esperamos, encima, que vote por nosotros el 6 de septiembre. Confiamos en que el alboroto pasará y ustedes, poco a poco, volverán a resignarse a este estado de cosas. Queremos business as usual.

Como ciudadanos, debemos mostrar madurez y no dejarnos amilanar por estos hechos. Ciertamente tenemos casi todo en contra y la lucha es cuesta arriba. Pero estamos viviendo un proceso acelerado de maduración política como no se había visto en 30 años; más temprano que tarde, les pasaremos la factura. No podemos cejar en nuestras exigencias fundamentales.

Debemos mantenernos activos en las calles, organizarnos, buscar alianzas con otros, conformar un gran frente contra la corrupción. Más importante aún es tomar conciencia de que sin cambios de fondo, las elecciones no significarán más que la prolongación de la crisis de Estado que estamos viviendo. Medite acerca de los costos de quedarse al margen de lo que ocurre. ¡Hoy, más que nunca, nuestro país nos necesita!

ESCRITO POR: