IMAGEN ES PERCEPCIÓN

Cambiar la imagen de la SAT

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Después de los últimos escándalos de corrupción en la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT), es necesario refrescar la imagen de esta institución para que proyecte ante la población confianza y credibilidad.

A la gente le conviene que el funcionamiento de la SAT sea exitoso, porque es clave para la recaudación exitosa de los impuestos necesarios para combatir la pobreza y alcanzar cierta justicia social.

Desde el punto de vista de imagen pública, es bien sabido que la figura del titular permea a la institución, por lo que el actual superintendente, Juan Francisco Solórzano Foppa, debe predicar con el ejemplo y denunciar cualquier anomalía que encuentre. Su gran reto será convertir a esta institución en un ente funcional, honesto y transparente.

Es muy importante recuperar la credibilidad de los contribuyentes y fortalecer el sistema tributario, para lo cual es necesario cambiar los esquemas inoperantes que se han manejado hasta ahora. Urge una reingeniería completa, refrescar los procesos y cambiar la imagen institucional, porque de no ser así seguirán sumidos en el mismo círculo vicioso.

Los contribuyentes quieren ver resultados efectivos, para lo cual se requiere un equipo multidisciplinario, abierto al cambio y capaz de romper paradigmas, porque hasta hoy la SAT sigue siendo una entidad con escasos resultados y alto costo para el Estado, lo que no hace rentable su desempeño.

Primero es necesario limpiar y ordenar la casa por dentro. Para hacer un reordenamiento completo se requiere una renovación del recurso humano, sería ideal contratar gente nueva sin ninguna vinculación anterior con esa institución, los aspirantes deben ser investigados a fondo e incluso sometidos a prueba de polígrafo. Lo ideal es encontrar personal que no traiga malas prácticas de lugares contaminados con temas tributarios, y sobre todo enfocarse en los “valores”; la corrupción interna debe arrancarse de raíz.

Además deben echar mano de los recursos tecnológicos que están al alcance de esta época. Debe implementarse un software ajustado a nuestra realidad y también instalar cámaras de vigilancia en ciertos puntos estratégicos, como las aduanas.

Luego ya se puede trabajar con la imagen que proyectarán hacia el exterior. Para esto deben incentivar al contribuyente a cumplir con sus respectivos pagos fiscales. Tributar debe ser una tarea fácil y amigable. No convertirla en una proeza titánica, empezando por las largas colas para ingresar a una ventanilla. Es necesario fortalecer la conciencia tributaria en empresarios y ciudadanos para el cumplimiento de las obligaciones fiscales voluntariamente, de esa forma contribuir con el desarrollo del país.

Es fundamental que la SAT proyecte una imagen pública de transparencia y probidad, en buena medida la opacidad de las actividades fiscales responde a la falta estos factores. Y paralelamente diseñar un buen plan para comunicar a la población el plan estratégico de acciones de corto plazo que incluya los indicadores de cumplimiento respectivo. Es importante que el plan de desempeño sea evaluado y reacondicionarlo las veces que sea necesario hasta lograr los resultados deseados. Todo esto facilitará la fiscalización y las metas de recaudación; la clave es predicar con el ejemplo.

Pero además de que ejecuten estas acciones y cambios internos y externos, que son el alma de una recaudación efectiva, el contribuyente necesita tener la certeza de que su dinero será empleado en servicios de beneficio común al ciudadano, y el punto medular es la “transparencia” en el gasto público.

Imagen_es_percepcion@yahoo.com

ESCRITO POR:

Brenda Sanchinelli

MSc. en Relaciones Internacionales e Imagen Pública. Periodista, experta en Etiqueta. Dama de la Estrella de Italia. Foodie, apasionada por la buena mesa, compartiendo mis experiencias en las redes.

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