Desde hace 49 años, por iniciativa de Pablo VI, cada 1 de enero la Iglesia celebra la Jornada Mundial de la Paz, y da a conocer un mensaje que envía a las Cancillerías de cada Nación y a las Iglesias locales, al mismo tiempo que marca la perspectiva diplomática que impulsará durante el año que comienza. El Mensaje de este año, tercero del papa Francisco, se titula: “Vence la indiferencia y conquista la Paz”.

Después de la introducción en la que nos presenta su profunda convicción de que “Dios no es indiferente. A Dios le importa la humanidad, Dios no la abandona”, comienza haciendo un llamado a “custodiar las razones de la esperanza”, porque el ser humano es capaz de superar cualquier expresión del mal; al mismo tiempo que denuncia “algunas formas de indiferencia” hacia Dios, el prójimo, el planeta, para llegar a afirmar que hoy la paz está “amenazada por la indiferencia globalizada”.

En el contexto del Año Jubilar de la Misericordia, el Papa hace un llamado a pasar “de la indiferencia a la misericordia”, como el modo más efectivo de garantizar “la conversión del corazón”, expresión de una nueva mentalidad que lleva a “promover una cultura de solidaridad y misericordia para vencer la indiferencia”. La paz que promueve y anhela la Iglesia para el mundo es “fruto de una cultura de la solidaridad, misericordia y compasión”. Concluye el Mensaje situando la paz como “el signo del jubileo de la misericordia, invitándonos a hacer “gestos, actos de valentía para con las personas más frágiles”.

El Mensaje va dirigido a todo hombre y mujer, a cada familia, pueblo y nación del mundo, así como a los jefes de Estado y de Gobierno y a los responsables de las naciones. Por lo tanto, sus orientaciones son valiosas para los guatemaltecos en las circunstancias actuales, sobre todo de cara al año nuevo, y cuando constatamos que los Acuerdos de Paz, firmados en 1996, no se han cumplido, simplemente porque los dirigentes de este país no han querido, pues nunca les ha interesado la vida del pueblo, sino solo sus negocios.

El Mensaje Papal es importante también, debido a los acontecimientos del año pasado que provocaron el inicio de un proceso de cambios sustanciales en la vida del país, que aún debemos consolidar. Necesitamos salir de la indiferencia y conquistar la paz. Durante muchos años estuvimos con la cara agachada soportando los desmanes y desórdenes de la clase política sin decir nada; estábamos presos de la indiferencia, de la cobardía y del miedo.

Probablemente los años del conflicto armado interno nos dejaron asustados, sumisos y humillados. Hoy viene el papa Francisco a decirnos: “Vence la indiferencia y conquista la paz”. Es con esa consigna que queremos asumir el año nuevo y los desafíos que nos traerá como ciudadanos, y también como Iglesia, en este año jubilar de la misericordia, cuando será importante interrelacionar misericordia y justicia. Que el año 2016 nos encuentre a todos firmes, confiadamente comprometidos en realizar la justicia y trabajar por la paz, superando toda forma de indiferencia, ya que “la paz es don de Dios y obra de los hombres”.