DE MIS NOTAS

De loros y atascamientos

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El grado de neurosis desarrollado en el caos vehicular diario es ya de un nivel preocupante. Es que no es un rato el que pasamos en el tráfico. Vivimos en él en un promedio de dos a tres horas diarias. Es decir, que sin contar los fines de semana, el tiempo invertido en el carro o bus es de un promedio de 60 horas al mes. O dos días con sus noches y todavía otro medio día más… sentados… En otras palabras, estamos invirtiendo nuestra existencia en el desplazamiento de nuestros cuerpos al lugar de trabajo, estudios o hacer mandados.

Un transporte publico eficiente y accesible evitaría que mucha gente se desplace en sus propios vehículos. Esto causará que el tráfico disminuya considerablemente. El problema actual es que el Transmetro no se ha ampliado en los dos o tres ejes que hacen falta porque fue detenido por una estúpida, errónea y absurda competencia de establecer el Transurbano, un servicio paralelo ineficiente, inseguro y caro que abona al caos vehicular.

En mala hora lo inauguraron. Ha tenido devastadoras consecuencias, no solo para los contribuyentes, sino en la pérdida del costo de oportunidad de poder contar con un servicio de transporte público eficiente que les ahorre esos efectos perniciosos a los capitalinos.

En ninguna parte del mundo existe un transporte público que no sea subsidiado, habida cuenta que el impacto socioeconómico de no contar con uno es mucho más alto en pérdida de horas/hombre, combustible, depreciación, accidentes, y hasta disfunción familiar por el efecto en los hijos. El ahorro de tales efectos compensa con creces el subsidio.

Una ley inmediata es prohibir el ingreso de los 80 mil vehículos chatarra que ingresan de los Estados Unidos cada año. Según los expertos, la capital puede soportar 350 mil vehículos diarios, pero en la actualidad circulan más de un millón. Conclusión: los atascos y el congestionamiento de vehículos está llegando a un nivel inmanejable. El costo para la sociedad en general es altísimo. ¡Debemos de hacer algo ya!

El otro tema que quería abordar en esta columna el día de hoy es sobre las nuevas disposiciones del Consejo Nacional de Áreas Protegidas para el registro de mascotas silvestres. Además del pago de Q250 por especie, hay que hacer una “declaración jurada” de obtención de animales y contar con un “Plan de Manejo Integral” de cada una de las especies que se desee registrar, el cual debe ser elaborado y firmado por un técnico profesional inscrito en el Conap…(¿?) Y como es jurada, implica el pago de un notario. Y si no cumple, puede parar en la cárcel durante 10 años y pagar multas de hasta Q25,000 (¿?).

Con esta absurda e irracional disposición, los ilustrados del Conap están matando al bebé antes de que nazca. Amén de complicarle la vida a los ciudadanos y aquellas instituciones privadas que se dedican a la reproducción de animales silvestres y contribuyen a evitar su extinción, como Auto Safari Chapín, que en el pasado siempre ha tenido que luchar en contra de la absurda papelería y trámites engorrosos a niveles de burrocracia demencial cuando quieren vender o donar sus excedentes a zoológicos extranjeros.

Hay tantas prioridades en el manejo de las áreas protegidas que actualmente están en peligro y que requieren de toda la atención y recursos disponibles como para perder el tiempo en estas gilipoyencias, complicándole la vida a decenas de miles de ciudadanos; enchándose una carga administrativa imposible de cumplir y generando un enorme incentivo perverso que promoverá la corrupción. Lo peor: poniendo en riesgo de cárcel a decenas de miles de ciudadanos que ya tienen bastante cuesta arriba la vida como para tener que sacarle licencias a loros.

alfredkalt@gmail.com

ESCRITO POR:

Alfred Kaltschmitt

Licenciado en Periodismo, Ph.D. en Investigación Social. Ha sido columnista de Prensa Libre por 28 años. Ha dirigido varios medios radiales y televisivos. Decano fundador de la Universidad Panamericana.

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