ESCENARIO DE VIDA

De manteles largos

A pesar de ser Guatemala un país pequeño en tamaño, en términos de diversidad biológica es excepcional pero también requiere de que sepamos proteger sus recursos naturales, ya que cuenta con siete biomas, y se posiciona en el primer lugar de Centroamérica, con 14 ecorregiones. En términos de especies endémicas, Guatemala ocupa el primer lugar en relación con Centroamérica, ya que más del 13% de las especies de mamíferos, reptiles, anfibios, aves y plantas son endémicas, pero están en peligro de perderse.

Para conservar los ecosistemas, el trabajo de campo es vital, y con esa filosofía nació Fundaeco, en junio de 1990, y este año le tenemos de manteles largos, aplaudiendo el trabajo realizado durante 25 años. Todo empezó con seis voluntarios con un trabajo arduo, en Cerro San Gil, ubicado a la orilla de la Bahía de Sto. Tomás de Castilla, en los municipios de Puerto Barrios y Lívingston. Uno de sus objetivos iniciales fue apoyar al Conap en el diseño y manejo de nuevas áreas protegidas.

Poco a poco Fundaeco fue creciendo hacia el río Sarstún, sierra Caral, sierra Sta. Cruz, Punta de Manabique, la meseta de los Cuchumatanes y, más al norte, en el Parque Nacional Mirador Río Azul Dos Lagunas.

Ahora Fundaeco cuenta con más de 125 colaboradores técnicos, y aunque nació en el interior, no olvidó a la Ciudad de Guatemala y está protegiendo el Cinturón Ecológico Metropolitano.

¿Qué más podemos decir de una organización cuyo líder es un hombre sano e inteligente, con principios morales y éticos? Marco Vinicio Cerezo Blandón tiene muy claro que las reservas naturales que hoy protege son y seguirán siendo el patrimonio de nuestra nación para las presentes y futuras generaciones. Caminar por los senderos de “Las Escobas” es deleitarnos en las cristalinas fosas de agua. Mis lectores se verán tentados a descalzarse para encontrarse con agua templada en medio del verdor y el aire puro. Todas estas reservas bien conservadas por Fundaeco son áreas hermosas que podemos llegar a visitar los fines de semana, donde la naturaleza y verde exuberancia se encarga de embargarnos de emoción. Para los estudiantes son sitios ideales para aprender sobre la ecología, especialmente a través de su Barco de Investigaciones Científicas “La Garza”, y allí nos podemos enamorar nuevamente de Guatemala. Para los aventureros y exploradores son tierra fértil y para las familias con hijos pequeños, un lugar de esparcimiento.

Fue en 1996 que Fundaeco declaró Cerro San Gil como área protegida, y quizás si no lo hubiera hecho, hoy no existiría la exuberancia en esa región. Lo mismo podemos decir del establecimiento de la Reserva Ecológica del río Las Escobas, en Izabal. En el 2000 inició el programa de Legalización de Tierras Comunitarias y la Legalización de la Comunidad Los Laureles. Es tanto lo que ha hecho Fundaeco que es imposible escribirlo en este espacio, pero sí quiero resaltar que en el 2007 recibió el premio BBVA al mejor proyecto de Conservación de la Biodiversidad en América Latina, de manos del Príncipe de Asturias. Felicitaciones a todo el equipo de Fundaeco, pues merecen el apoyo de todos.

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