ENCRUCIJADA

El aporte al mal común

Juan Alberto Fuentes Knight

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La economía guatemalteca crecerá en torno a un 4% este año. No es suficiente porque la población guatemalteca crece mucho. Significa que aunque el pastel es mayor, el número de personas entre las que se distribuye el pastel también aumenta, y mucho. Además, la información sobre la distribución del ingreso en Guatemala y la evidencia de otros países cercanos nos permite suponer que en Guatemala sí están creciendo los ingresos de los inmensamente ricos, mientras que el ingreso del resto crece a paso de tortuga. Empresarios de todo tipo se esfuerzan por salir adelante, pero el gobierno solo favorece a sus amigos: un grupito de empresarios muy grandes y a muchos corruptos. Lo único positivo que hace el gobierno, a través del Banco de Guatemala, es mantener una inflación baja, no un gran logro cuando casi todo el mundo está en medio de una recesión que presiona hacia abajo los precios de los alimentos y de los combustibles. Persiste una engañosa estabilidad. Pero lo más grave es que junto con este crecimiento desigual y mediocre, sin inversión pero con remesas y estabilidad, se están acumulando problemas no resueltos y no se están aprovechando oportunidades para crecer más y mejor.

La política fiscal, marcada por la corrupción, se debate entre un descalabro tributario y un gasto público incapaz de financiar servicios básicos, al mismo tiempo que aumenta la brecha entre gastos e ingresos. No hay crisis económica pero sí una severa crisis fiscal que se busca resolver con más endeudamiento.

Y los problemas de sostenibilidad no son solo fiscales: el grave problema del río La Pasión y la incapacidad de enfrentarlo, además de la parodia que representó la iniciativa de descontaminar el Lago de Amatitlán con una pócima mágica, son dos ejemplos, entre muchos, del total descuido de la naturaleza guatemalteca. Abundan los problemas no resueltos, como la crisis de la atención de la salud o la incapacidad de resolver la controversia laboral que existe con los Estados Unidos ante acusaciones de violaciones de los derechos laborales en el marco del Cafta, además de las propuestas absurdas de reducir los salarios mínimos, que contraviene al Cafta. Y luego las exportaciones crecen, pero deberían crecer tres veces más ante el dinamismo de la economía de los Estados Unidos, que está favoreciendo tasas de crecimiento mucho mayores en países que sí están aprovechando el dinamismo norteamericano, como la República Dominicana o Nicaragua. Algún historiador del futuro probablemente recuerde estos años como los del “auge que no se dio” debido a la incapacidad y a la corrupción del actual gobierno. Por todas esas razones es que se justifica insistir en que Otto Pérez Molina firme la carta de renuncia propuesta por el Movimiento Semilla. No está cumpliendo con sus mandatos constitucionales: no representa a la unidad nacional y no vela por los intereses de toda la población. En vez de contribuir al bien común contribuye al mal común. El gobierno agoniza y Guatemala se descalabra. Hay que salvar a Guatemala: que renuncie ya.

fuentesknight@yahoo.com

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