A CONTRALUZ

El Cambray II

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LAS TRAGEDIAS NOS PERSIGUEN. Hace 10 años Panabaj, en Santiago Atitlán, pasó de ser un cantón a convertirse en un camposanto. La noche del 5 de octubre del 2005, un deslave sepultó por completo la localidad y se llevó la vida de 82 personas. Hoy afrontamos la tragedia de El Cambray II, donde han recuperado 166 cadáveres y hay unos 300 vecinos desaparecidos que podrían haber quedado bajo las miles de toneladas de tierra que cayeron desde lo alto del cerro. ¿Por qué se permitió ese asentamiento humano en un área de riesgo? ¿Por qué no evacuaron a los residentes si la Conred ya había advertido sobre el potencial peligro? Sin embargo, a dónde podían ir los vecinos si ese pedazo de tierra era todo su patrimonio.

LA CONRED ASEGURA que desde el 2008 se había alertado sobre el riesgo que representaba un eventual deslave y que en el 2014 tomó la decisión de declarar de alto riesgo el área. En efecto, un informe recibido por la Municipalidad de Santa Catarina Pinula, el 15 de diciembre pasado, advertía de los riesgos que corría el caserío porque ya se habían producido deslizamientos en las laderas que conforman las vertientes del cauce. En el informe se señalaba puntualmente que El Cambray II está asentado sobre el lecho menor y mayor del río Pinula, por lo que no se debió permitir nunca el emplazamiento de la comunidad, ni se debieron autorizar las licencias de construir.

LAS ADVERTENCIAS QUE SE HICIERON en esa oportunidad chocaron con el rechazo de la población a evacuar, por la sencilla razón de que no tenía a dónde ir, ni la municipalidad les ofrecía una alternativa viable. Nada más tenían que irse. Las experiencias han sido amargas porque las autoridades tampoco cumplen sus promesas. A principios del 2012, centenares de personas que vivían en las cercanías del cerro Alux fueron evacuadas por la serie de grietas que amenazaban con tragarse la colonia. El alcalde de Mixco, Otto Pérez Leal, ofreció un albergue temporal, con la promesa de facilitar casas formales en poco tiempo. La espera se ha vuelto eterna en el asentamiento en que sobreviven, en improvisadas viviendas, forradas con nailon, para evitar la humedad; sin piso y sin servicios sanitarios privados. Además de soportar el polvo en verano y el lodo en invierno.

HOY NOS LAMENTAMOS por esta tragedia que ocurre a pocos metros de la opulencia de la Nueva Guatemala de la Asunción. Es el contraste de una sociedad donde los adinerados viven en la parte superior y los pobres, en laderas o en el fondo de barrancos, como El Cambray II. Se sabe que riesgos de potenciales tragedias existen en el 12 por ciento del territorio nacional, tanto en el área metropolitana como en varios departamentos.

No se puede seguir jugando con la vida de los pobres. La solución pasa por acciones de prevención para evitar que se construya en zonas de alto peligro, un plan serio de reordenamiento territorial y una política nacional de vivienda para que cuando se evacúe a la gente tenga un techo digno a donde ir.

@hshetemul

ESCRITO POR:

Haroldo Shetemul

Doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Pontificia de Salamanca, España. Profesor universitario. Escritor. Periodista desde hace más de cuatro décadas.