LIBERAL SIN NEO

El nuevo dogma

El pasado viernes 22, líderes políticos de 175 países firmaron los Acuerdos Climáticos de París. Ban Ki-Moon, secretario general de la ONU, declaró que “estamos en una carrera contra el tiempo” y “ha llegado a su fin la era del consumo sin consecuencias”. La misión y objetivo de los sumos burócratas mundiales, aplaudido por la curia ambientalista, es nada más y nada menos que “salvar al mundo”.

El calentamiento global es la nueva religión mundial, es incontrovertible, indiscutible e irrefutable; un dogma contra el cual no hay argumento admisible. No es apropiado cuestionar. Cualquiera que ponga en duda las causas y efectos de lo que se conoce como el cambio climático, es tachado como un ignorante retrógrado, amigo de la contaminación ambiental, enemigo de la humanidad y un peligro a la sociedad. Ya dije en otra ocasión que le tengo más miedo a lo que hagan los gobiernos para controlar el clima que al cambio climático.

La teoría del cambio climático no puede ser cuestionada y toda evidencia que pudiera ponerla en duda o debilitarla es descalificada y ridiculizada. En este sentido, la teoría es en realidad una ideología. Donde hay sequía, es por el cambio climático y donde hay exceso de lluvia e inundaciones, es por el cambio climático. Si cae mucha nieve o muy poca, es por el cambio climático. Si hay muchos huracanes es por el cambio climático y si hay muy pocos, también. El polo norte se está calentando y perdiendo hielo, por el cambio climático, pero el polo sur se está enfriando mientras el hielo crece, por el cambio climático.

Una de las grandes alarmas es el aumento en la temperatura promedio de la Tierra en los últimos cien años. La pregunta obligada es: ¿hay algún periodo en la historia en el que la humanidad haya progresado tanto como en los últimos cien años? Nunca en la historia de la humanidad se han producido tantos alimentos. El hecho es que la temperatura promedio anual del planeta, si es que existe tal concepto y su medición confiable, aumentó 0.03% de 1880 a 2015. Si este dato subraya algo, es la asombrosa estabilidad de la temperatura promedio.

Nuestro planeta tiene una historia geológica y biológica de miles de millones de años, con cambio climático. ¿Cuál es la “óptima temperatura promedio anual del planeta”? ¿Qué significado puede tener el concepto de “óptima temperatura promedio anual del planeta”? ¿Qué científico, político o activista tiene la arrogancia intelectual de creer que sabe cuál podría ser la temperatura promedio anual “óptima” de la tierra? El físico noruego Ivar Giaever, ganador del Premio Nobel, considera que el concepto de óptima temperatura promedio anual de la tierra es igual a la nueva ropa del emperador.

Un caso en Noruega es aleccionador. Sucede que una plataforma marítima de extracción petrolera, a 200 millas de la costa, utiliza turbinas de gas, que la propia instalación produce. Los políticos noruegos se han propuesto reducir la “huella de carbono” de la plataforma y sustituirán las turbinas de gas con electricidad, que llevarán con un cable de 200 millas desde la costa. Esto costaría miles de millones de dólares. ¿Qué harán con el gas que ahorran y no queman? Lo exportarán a Europa, donde será prontamente quemado. No hay tal ahorro; por el contrario, pero a los políticos y ambientalistas les duelen las manos de tanto aplaudir.

Ciertamente es necesario que la sociedad tenga incentivos para el cuidado del ambiente y evitar la contaminación de los recursos naturales. Pero la ideología apocalíptica del cambio climático supone más peligro que salvación para la humanidad.

fritzmthomas@gmail.com

ESCRITO POR:

Fritz Thomas

Doctor en Economía y profesor universitario. Fue gerente de la Bolsa de Valores Nacional, de Maya Holdings, Ltd., y cofundador del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN).