MACROSCOPIO

Esperando dar un zarpazo

El día de ayer leímos una columna en un matutino, titulada “Asediemos a los de siempre”, escrita por uno de los que se consideran íconos de la izquierda, que siempre ha apoyado las acciones terroristas en contra de los guatemaltecos. No es necesario que este señor incite al asedio, el asedio se viene dando desde 1962, cuando la guerrilla inició lo actos terroristas que se siguen dando hasta la fecha. Ahora los señores de la izquierda quieren tomar como de ellos la bandera de los cambios que la población exige, no la izquierda. En la primera manifestación masiva, en la que la participación de la izquierda fue mínima, algunos de ellos se acercaron a amigos, para hacerles la observación siguiente: ¡Aquí no está el pueblo, es la clase pudiente!

Ahora resulta que son ellos los que quieren aprovechar esta expresión del pueblo al que ellos no representan, como se ha demostrado cada año electoral y lo veremos en estas elecciones donde lanzan a un quemado candidato y a un desconocido garífuna. Dice el columnista en uno de sus párrafos: “… hay que acorralarlos y dejarles claro que la presión ciudadana continuará hasta tanto no se logre transformar el Estado putrefacto, racista, discriminatorio y excluyente que ellos han construido”.

Acorralados ya nos tienen, y si alguien es responsable de ese Estado es precisamente la izquierda radical, que ha obligado a que se formara un ejército contrainsurgente y evitó el crecimiento económico de la población durante los años que duró el conflicto armado y ahora lo sigue haciendo de diferente manera.

Si bien es cierto la corrupción ha sido un denominador común, gobierno tras gobierno, en parte por altas autoridades pero también por parte de los sindicatos amparados por la izquierda terrorista. La falta de medicamentos y de insumos en los sistemas de salud son producto del trasiego hormiga que a diario empleados, llevan a cabo, con todo el respaldo de la dirigencia sindical. Se refiere el columnista a la falta de educación, verdaderamente nos causa sorpresa, cuando es el famoso sindicato de don Joviel el que ha hecho los imposible para que se lleve a cabo una reforma educativa y además holgando, reduciendo el período escolar al mínimo.

Dice el columnista: “Por ello es necesario cerrar filas, dejar intereses personales y de grupos por un lado, para seguir asediando al Gobierno y al Estado en su conjunto, para atarle las manos a los elementos de la institución armada y del poder económico, responsables directos de la injusticia histórica que reina en el país”.

Esto verdaderamente da grima. El Estado tiene las manos atadas y las fuerzas armadas aún más. Para muestra, la impunidad con que los grupos terroristas siguen actuando, deteniendo el progreso y la producción del país. Ya la izquierda tiene sus fuertes columnas adentro del gobierno, empezando por la fiscalía donde los herederos de Claudia Paz y Paz siguen dictando las políticas de investigación. Y el económico ya no tiene poder. Para ellos esta crisis gubernamental es ideal, pues ellos consideran que, a dedo, uno de ellos será el ungido, para suplantar al debilitado gobernante y llaman a que este 13 de junio la manifestación sea de inmensas proporciones. Ahora sí ellos quieren hacer ver que son los del liderazgo, y están muy equivocados, siempre su capacidad de convocatoria ha sido raquítica. Ellos quieren reformas pero a su gusto, lo que no se les dará. Las reformas son necesarias y algunas van en camino, pero nunca al gusto de la izquierda. No hemos visto a ninguno de los guerrilleros infiltrados en puestos de gobierno presentar su renuncia en una actitud de rechazo a la corrupción. Allí siguen agazapados, esperando dar un zarpazo.

hupretij@hotmail.com

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