SI ME PERMITE

Estimular la niñez a pensar

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“Conocimientos puede tenerlos cualquiera, pero el arte de pensar es el regalo más escaso de la naturaleza”. Federico II el Grande

En esta oportunidad me permito introducir nuestro tema con una experiencia muy particular vivida un jueves por la mañana, hace unas semanas, en un colegio de la zona 18 de la ciudad capital. Allí fui invitado por la maestra de cuarto grado para ser entrevistado por cada estudiante. Cada uno tuvo una participación con una pregunta y al final hubo un tiempo de convivencia.

La experiencia anterior simplemente me marcó. Ahora sé que puedo seguir confiando que en Guatemala todavía podemos cultivar la creatividad, pero dentro de un marco pensante, para que la próxima generación nos pueda sorprender de los alcances que podemos tener.

Claro está que cuando alguien se destacaba por ser pensante en la historia, muchas veces era una figura amenazante. Frecuentemente creemos que los más destacados son quienes pueden repetir bien lo que ya se ha dicho, pero con esta idea, lo que muchas veces hemos logrado es retroceder en lugar de avanzar.

Nuestra Guatemala urgentemente necesita muchos más niños que están en una escuela, con su cuaderno y un pupitre adecuado, no solo con el fin de cultivar oportunidades, sino también la capacidad de pensar. Esto significa incursionar mucho más allá de lo elemental y rutinario. Que los adultos no seamos los que con la vista fija y el ceño fruncido apaguemos las ideas que se están formando en esa mente infantil. Lo contrario sería el típico problema que a diario vemos cuando nos quieren preguntar algo y la frase introductoria que escuchamos es: “Bueno… eh… no sé cómo decirlo”. Claro está que la única respuesta a esto es: “Piense, articule su pensamiento y hable”.

Nuestro país es uno de los más ricos que tiene esta tierra, en cuanto a su potencial, aunque, claro, hay que trabajar y cultivarlo: la simple intención no hace producir la tierra. Por esta razón nuestros pensamientos creativos deben convertirse en acciones creativas.

Si hablamos de capacidades, por ejemplo, tenemos premios nobeles, los cuales engrandecen nuestra patria. Claro está que ellos se desarrollaron en nuestro contexto, alguien debió permitirles aprender y por encima de todo pensar, sin cohibirse, y el resultado de sus vidas nos enorgullece. Somos un país rico, no para presumir, sino para aportar al mundo y poner en alto a nuestro pueblo.

Los seres humanos que habitan la tierra hoy, todos ellos son producto de lo que se ha invertido en ellos en su niñez. Eso hace que tengamos tanta diversidad. Propongamos poner de nuestra parte para que la próxima generación nos supere en todo para bien, de modo que no tengan que buscar un lugar donde lograrse, sino que empiecen haciéndolo desde su hogar, con los suyos.

Si queremos alcanzar esta meta, será dejando de resentirnos por lo que no nos dieron y dando lo mejor con el máximo sacrificio. Entonces el futuro nos permitirá tener más personajes que nos hagan populares, como los que ya lo han hecho. Esto es apenas una muestra, para que nos sintamos desafiados.

Muchos en la historia se lamentaron con intenciones que quedaron a un lado y no alcanzaron mayor cosa, pero hubo unos pocos que con su habilidad vieron la necesidad y no se conformaron, sino que enfrentaron los retos y cambiaron los desafíos, no importando la opinión de los que estaban con ellos. ¡Bienvenidos al reto de esta generación!

samuel.berberian@gmail.com

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.