REFLEXIONES

Fundamento de la paz

En todo proceso de paz hay tres factores fundamentales que ayudan a determinar ese proceso y luego a consolidarlo y fortalecerlo. Estos son el diálogo, la verdad y la justicia, bases para entender las dimensiones y el grave daño humano que genera un conflicto y encontrar justicia para los responsables que permita recuperar la confianza en la institucionalidad del Estado.

Sobre la verdad: es fundamental para los pueblos, para reencauzar su camino. Esta se vuelve en muchos casos dolorosa, hay momentos de la historia nacional que nos parecen inconcebibles y recordarlos es muy difícil y a veces traumático, pero necesario para superarlos. También es necesario que lo conozcan las nuevas generaciones, para que no se repitan. La verdad siempre tiene un efecto personal de dolor y reparación, también se convierte en un ejercicio imperativo para cualquier sociedad libre. Por eso insistimos en que la verdad histórica no es algo material y estático, debe entenderse como un proceso de búsqueda común y de construcción colectiva que nos permite ir contrastando versiones y opiniones.

La justicia se ha vuelto un tema controversial en momentos de transición de la sociedad de una situación de conflicto armado hacia la consolidación de la paz y la democracia; si no se puede garantizar un mínimo de justicia en los casos más graves de violaciones de derechos humanos, no puede garantizarse la paz. Es por ello que la justicia en momentos de transición sienta las bases para el sistema de justicia del futuro en momentos de paz y democracia, permitiendo erradicar la impunidad, que es uno de los más graves flagelos que tiende a generar un conflicto armado y la existencia de gobiernos autoritarios. La impunidad también permite que se desarrollen nuevas formas de violencias que atentan contra la estabilidad y gobernabilidad de un país y genera zozobra en la cotidianeidad de los ciudadanos. La impunidad, junto a la corrupción endémica, tiende a ser de los más grandes males que aquejan a los Estados en la modernidad y que atentan contra el desarrollo económico y social y el establecimiento de regímenes.

El diálogo, como un ejercicio de compartir las ideas o plantear las diferencias y resolverlas, permite acordar la paz en una situación de conflicto. Este ejercicio debe convertirse en una práctica permanente para poder mantener y fortalecer la paz, y es por ello que es importante desarrollar esta habilidad en las nuevas generaciones, empezando por la capacidad de escuchar con atención y respeto o de plantear las diferencias sin que se conviertan en agresiones.

Fácilmente podemos cometer el error de creer que los procesos de paz son irreversibles, pero esto lamentablemente no es así, por eso debe haber un esfuerzo concertado por mantener la paz y la participación ciudadana activa y efectiva. En Guatemala, desde el proceso de negociación de la paz se han tomado iniciativas importantes para fortalecerla y mantenerla. Desde el Acuerdo Global de Derechos Humanos, en marzo de 1994, se planteó la necesidad de combatir la impunidad, así como los cuerpos ilegales y aparatos clandestinos (Ciacs) que atentan contra el Estado; luego, en el 2007 se establece la Cicig, que ha dado excelentes resultados en la lucha contra la impunidad. Pero fueron las marchas de la plaza de abril 2015 contra la corrupción y la impunidad las que volvieron a reactivar la participación ciudadana y la lucha popular que provocó la derrota del gobierno y hoy, con el llamado al Diálogo Nacional por la Justicia, Guatemala retoma la esperanza.

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