La situación actual de Guatemala nos hace pensar que este impase absurdo y sin sentido en el que nos encontramos es producto de una gran conspiración que ha existido por mucho tiempo. Esta consiste en tener a un país pequeño como Guatemala, con bajos niveles de desarrollo, manteniendo a su pueblo en situación de pobreza y extrema pobreza con el 50% de la niñez creciendo con deficiencia alimentaria, lo que limita su desarrollo, con un sistema de salud pública colapsado, en el cual solo quienes pueden pagar el servicio llegan a obtener atención sanitaria, y con un sistema educativo que no solo no cubre a la población en edad escolar, sino que presenta serias deficiencias de calidad. Esto nos deja con una población que vive en el desempleo, o en la inseguridad climática y financiera para la agricultura y por consiguiente vive en la lucha por la sobrevivencia.

Hoy, por si esto fuera poco, se agrega a la conspiración la corrupción de las más altas autoridades, la infiltración en la institucionalidad del Estado por el crimen organizado y la descomposición progresiva de la clase política y de los partidos políticos.

Hoy resulta que según las encuestas, en las que nadie cree, los dos candidatos que encabezan las elecciones por un alto porcentaje son el partido Líder y el señor Jimmy Morales, hasta hace poco desconocido en el mundo político y que como maniobra de Baldizón surge como el candidato que ocupa el segundo lugar sin tener partido, ni equipo, ni propuesta. Esto solo puede explicarse si se entiende que un candidato débil que asuma la presidencia en estas condiciones es conveniente para los poderes fácticos, pues se vuelve fácilmente manejable. Es por ello que se dice que ya existen “iniciativas” que le están preparando al señor Morales su plan de gobierno y organizando su plan de trabajo, además de financiar su campaña.

Peligroso el escenario que se nos presenta, pues cualquier candidato que quede electo entrará con un sistema político cuestionado y con una crisis fiscal insospechable que se agregará a la crisis económica del país, pero la situación será peor si quienes llegan al poder son personas cuestionadas en su honestidad y transparencia o personas que además no tienen la formación y capacidad necesarias para dirigir al país.

Es importante seguir demandando la reforma política de la LEPP como requisito para cambiar la situación del país, pero igualmente importante es que el pueblo de Guatemala organice un movimiento político, amplio, claro y contundente en sus demandas, que logre imponerse a los poderes tradicionales y a la corrupción. Con la próxima visita del expresidente Pepe Mujica, podemos reconocer el ejemplo que nos ha dejado el “Frente Amplio de Uruguay” que con una alianza amplia de sectores progresistas llegaron al poder planteando las reformas profundas del país y alcanzando su tercer gobierno.

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