DE MIS NOTAS

Los gobernantes y el Intecap

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Hace unos años escribí una columna titulada Si Guatemala fuera como el Irtra. Señalaba que el país entero obedecería las leyes y se sometería gustoso a las autoridades que con cortesía, pero mucha firmeza, mantendrían el orden y harían valer el Estado de Derecho. Si Guatemala fuera como el Irtra, la sociedad con sus diferentes clases socioeconómicas estaría unida, conviviendo en armonía. Si Guatemala fuera como el Irtra —escribí— todos entregaríamos con gusto nuestros impuestos a los gobernantes para que los manejasen con honestidad.

Esta vez me toca escribir “Si los políticos fueran como el Intecap”. Así, a secas: si los políticos electos gobernaran Guatemala como se maneja el Intecap, nuestro país sería un país diferente.

Con el impuesto del uno por ciento, óigase bien, el uno por ciento, de contribución por parte de las pequeñas, medianas y grandes empresas, el Intecap en los últimos 40 años ha logrado capacitar a mas de 4.5 millones de guatemaltecos en las más diversas áreas de lo que se denomina mano de obra calificada. Hablo de una oferta, al día de hoy, de 72 especialidades: miles de chefs, miles de administradores, miles de mecánicos en equipo agrícola, motos, automóviles; electricistas, técnicos en refrigeración, diseño gráfico, hotelería. La lista es tan grande que no cabe en esta columna. Y todo ello ha generado para la economía de nuestro país una contribución concreta, tangible de una dimensión tan extraordinaria, que su medición sobrepasa cualquier cálculo cualitativo. Basta decir que la mayoría de la mano de obra calificada en Guatemala es por el Intecap, y que su impacto en la industria, el comercio y los servicios ha tenido, tiene y seguirá teniendo un peso crítico en el PIB del país.

Me enorgullece como guatemalteco escribir sobre los resultados de un instituto técnico de capacitación y productividad para Guatemala, manejado con apenas Q460 millones en el 2014.

Y uno se pregunta: si se puede lograr tanto con “uno por ciento”, ¿cuánto más se lograría si el Gobierno le agregara a la contribución que hacemos los empresarios —que en el 2014 ascendió a esos Q460 millones— un adicional “uno por ciento” y potencializar aún más el impacto de este extraordinario impacto?

¿Por qué funciona tan bien el Intecap? ¡Porque no le puede meter mano el Gobierno! Por eso funciona. El día que lo hiciera se acabó el Intecap. No se capacitaría a los 240 mil guatemaltecos al año ni funcionarían como reloj suizo las 21 sedes regionales para acercar la capacitación a todos los guatemaltecos, especialmente a los jóvenes. Sería un desastre burocrático.

Y yo les digo a los políticos para que lo canten desde las tarimas a los cuatro vientos electoreros, ¿quieren levantar Guatemala sin levantar un solo dedo en términos de nuevos proyectos? Dupliquen ese uno por ciento al Intecap y los resultados en términos de impacto socioeconómico serán notables en poco tiempo; más que todos los proyectos politiqueros que puedan fumarse con promesas simplistas de generación de empleos y la carabina de Ambrosio.

El Intecap es un vehículo de desarrollo económico que está esperando —con el motor encendido y sin freno de manos— que los futuros gobiernos le den prioridad igualando el aporte que los empresarios hacemos.

Con solo eso que hagan pasarán a la historia.

alfredkalt@gmail.com

ESCRITO POR:

Alfred Kaltschmitt

Licenciado en Periodismo, Ph.D. en Investigación Social. Ha sido columnista de Prensa Libre por 28 años. Ha dirigido varios medios radiales y televisivos. Decano fundador de la Universidad Panamericana.