CABLE A TIERRA

Modorra preelectoral

Hoy da inicio el feriado oficial de Semana Santa. Hace ratos que estas fechas dejaron de ser algo marcado solamente por las tradiciones católicas para convertirse en el período de vacaciones más largo del año para una buena parte de guatemaltecos. Quienes pueden, arrancan desde el Viernes de Dolores: La Huelga, volver a casa con la familia. Para algunos, las tradiciones religiosas; para otros, refrescarse en las playas; bebida en abundancia, bacalao, curtido y torrejas; frutas en tropel. El “verano chapín” se caracteriza por la modorra, fiesta y excesos combinados con actitud penitente. La bipolaridad sociocultural en su máximo esplendor.

Este año, no obstante, el feriado promete ser algo atípico. Bastante más fresco y gris que lo usual, para comenzar. Mientras escribo, la llovizna humedece las plantas, y se libera ese fantástico aroma a tierra, a vida en renovación, que es lo que la Semana Santa debería enfatizar y lamentablemente no hace. Las nubes se posan sobre las colinas, negándose a dejar pasar los rayos del sol con toda la intensidad que la época reclama. Los pájaros trinan y vuelan frente a mi ventana. Me hacen querer pensar que todo lo que existe y merece atención está allí. Que no existe el mal, ni la violencia, ni el hambre, ni la corrupción ni la injusticia, sino solo un hermoso bosque verde, que se extiende por leguas y leguas imaginarias y nos da albergue, comida y agua a todos.

Pero no es así. Es fin de gobierno, el peor de todos, porque no solo se embolsaron vorazmente el fruto de nuestro trabajo, el que contribuimos como impuestos, sino que nos robaron lo que quedaba de ilusión de que la paz, la democracia y el desarrollo eran posibles; el Gobierno que nos retornó al pasado con su modo de proceder. El que ha terminado de desmantelar el Estado, las finanzas y lo que quedaba de servicios públicos. El que cobija la corrupción y la impunidad con preclara desfachatez y luce sus frutos con orgullo. El que ha profundizado un patrón de desarrollo que expulsa a la gente, que la enferma, y que encarcela y golpea a quienes defienden su tierra y su hogar —aunque así diga el Himno Nacional que hay que hacer—, a la par que urde intriga jocosa todo el tiempo, enfocando la atención y encono ciudadano en los devaneos de una mujer astuta que juega a tonta, como parte inherente de la estrategia.

Es preludio de elecciones generales, de la lucha sin cuartel por conservar el poder y por arrebatarlo. Los votantes: un medio, no el fin. Las playas, carreteras, puentes, postes y piedras pintarrajeadas de los “colores” de los principales en la contienda, sin que haya poder para detener tal atropello a la ley. Un Tribunal Supremo Electoral que ha dado la pelea, pero insuficiente para detener el desafío que le hacen los empresarios electorales. Solo le queda ya cancelar los partidos que desacatan.

Me imagino que este feriado se llevarán a cabo reuniones informales que sellen acuerdos claves aún pendientes entre facciones. Como el verdadero calendario anual de Guatemala comienza después de la Semana Santa, será entonces que veremos abrirse los infiernos y las huestes liberadas. No sorprende entonces que, pasada la Pascua, los expertos en márquetin político hagan su convención internacional en el país. Si no se expone el ganado, no se vende la carne.

¿Cómo resistir tanto atropello? Enajenarse en Semana Santa, es una vía. Pero que la modorra se le quite pronto, porque nos espera un arduo caminar de aquí a septiembre, a menos que quiera otro vía crucis más, de otros cuatro años de duración.

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