LA ERA DEL FAUNO

El cerdo que más comió será el del sábado

Juan Carlos Lemus @juanlemus9

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¿Cómo pasar del repudio a la transformación social? Pasan siglos y no pasa nada, dicen. Pero pasa. El oleaje avanza y retrocede. Todo se repite con algunas variantes porque ninguna ola es igual a otra. Y la pregunta ¿cómo pasar del repudio a la transformación social? tiene respuestas.

La oficialidad responde con imposibles: “Cambie usted para que todo cambie”; “El cambio lo hacemos entre todos, con la unidad nacional”. Es la trampa porque nunca estaremos unidos ni de acuerdo en todo. Es imposible porque nuestro país ha sido preparado durante años para sufrir, aceptar la desinformación; para desoír las cifras que constatan evidencias. Este país ha sido cuidadosamente preparado para anteponer las dudas a las respuestas y para no encontrar salidas. Es el terreno adecuado para la infamia. Desde la cabeza donde se supone habría un presidente hasta el suelo donde se arrastran sus servidores hay una estructura que desestima nuestras quejas. Y encima de los tres poderes del estado hay otro poder como la bestia con forma humana de Daumier (Gargantúa) alimentada por los de abajo. La pobreza, a ratos esperanzada, a ratos frustrada, es la que surte al monstruo. Otros, los intelectualmente disfuncionales se pelean por servir a los de arriba. Nada nuevo.

Según se aprecia, en estas circunstancias lo que funciona es la representación política anticorrupción organizada. Aunque pareciera que la CICIG y el MP avanzan cada vez más en solitario, vemos esfuerzos efectivos de organizaciones que apoyan esa lucha. Son las acciones de esa parte de la sociedad organizada que ha ido interponiendo amparos y desbaratando planes a los corruptos. Por ejemplo, gracias a las 35 organizaciones sociales que enviaron una carta al Secretario General de la ONU para respaldar al comisionado Iván Velásquez al frente de la CICIG, constatamos que es posible esa unidad con voz y resultados. O como las acciones para evitar la expulsión del Comisionado cuando Morales lo declaró persona no grata. Hay esperanza en la nueva AEU; en el actual Procurador de los Derechos Humanos y su equipo. Aunque algunos pongan en duda a sus integrantes, porque son diputados, hay un Frente Parlamentario por la Transparencia y la Democracia que, aunque pequeño, da muestras de voluntad política.

Nuestra época es un péndulo que va de la esperanza al desconsuelo. Los tramos entre una y otro ahora son cortos; no recorre muchos metros la esperanza cuando inicia el retorno a la desesperanza. No importa. Ya sea por el meteorito que nos caerá encima o por el derrumbe total de este gobierno, ya son cortas y rápidas las oscilaciones que anuncian el traqueteo.

El aparente retroceso de las olas descubre la basura en las playas. Esa basura de diputados festejando su pequeña junta directiva será lavada por la naturaleza de la marcha. La esperanza está, entonces, en la respuesta misma que accionan los colectivos que se van uniendo. Algunos estamos atentos a esos movimientos. Quizá, esta vez nos toque acampar en la plaza. No sabemos. Dudamos unos de otros, lo sé. Todo se ve con desconfianza, especialmente en nuestro caso porque al país se le asusta con el petate del comunismo. Hay disfuncionalidad intelectual, miedo, indiferencia y rencor. Es lo que han sembrado. Por eso, es normal sentir que nada vale la pena o que “los malos ganan terreno”. Yo me alegro de que gocen, por qué no, de su cinismo y sus pequeños triunfos. Es todo un espectáculo. Hasta las ratas de Hamelin iban contentas a caer en el río. No olvidemos que el cerdo que más comió y lo presume, será el del sábado.

@juanlemus9

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