URBANISMO Y SOCIEDAD

La encrucijada

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La destrucción de patrimonio cultural ha sido uno de la acciones realizadas por los islámicos: “La destrucción de las estatuas asirias y sumerias del Museo de Mosul por parte del Estado Islámico (EI) se enmarca dentro de un plan para acabar con la memoria de todos los que pasaron por ahí, de los que formaron la cultura iraquí. La persecución de comunidades cristianas, tan antiguas como la Biblia, forma parte del mismo impulso criminal que arrasar a mazazos estatuas de un valor incalculable” (Unesco). ¿Pero estaremos nosotros no muy lejos de estas barbaridades? Quizás no hemos llegado a destruir con almádanas las obras históricas de arte, pero lo hemos hecho de otra forma.

Junto al urbanista Federico Fahsen empecé con la conservación de monumentos trabajando en el INFOM en el año de 1966. Trabajé en el primer Plan Regulador de Antigua Guatemala, como asistente, que me sirvió para realizar mi tesis de Graduación de Arquitecto sobre la Vivienda en Antigua y en el 2002 volví a la Regulación inútilmente. Esta es una ciudad de carácter religioso creada “dando gracias a Dios invocando al Señor Santiago”, a quien se tomó como patrono y abogado de la ciudad. En 1566 Felipe II le confirió el Título de “Muy noble y Muy Leal Ciudad de Santiago de los Caballeros de Goathemala”. Bajo estos principios empezamos a tratar de restaurar todos aquellos edificios religiosos, que estaban en el suelo casi enterrados y en ruina total. El Restauro estaba dentro nuestra política de trabajo que significaba: “Reparación de una obra de arte o un objeto antiguo que esté dañado o deteriorado”.

En aquellas épocas el doctor Francisco de la Maza señalaba: “Dos ciudades hay en el mundo: La Antigua Guatemala y el Cuzco en Perú. La primera por sus ruinas coloniales y la segunda por ruinas arqueológicas. Y son precisamente y justamente sus ruinas, las que le dan a estas ciudades su categoría histórica y estética. Cualquier intento en reconstruir la imagen actual de estas ciudades únicas será un error irreparable”. Pero muchas obras en Antigua serían reconstruidas inventando el “estilo colonial”. En este proceso nos encontraríamos con amargas experiencias, como la “reconstrucción” de la iglesia San Francisco, una de las obras históricas de gran valor.

Pero fueron los terremotos de 1777 los principales destructores de las magnificas obras de arquitectura y escultura. Pero los muchos trabajos de pintura, carpintería y ebanistería se perdieron al ser trasladados al Valle de la Ermita. Otra destrucción vendría con las expresiones aberrantes arquitectónicas nuevas, como el chapuz del Palacio de los Capitanes y su espantoso patio. Así como los trabajos urbanos del uso del suelo urbano dedicado a la explotación turística y el abandono de las periferias. Así como ahora la pésima restauración de las calles, que según lo expresa mi estimado colega arquitecto Rodolfo Asturias: “Me pregunto, aparte de la ignorancia, cuál es el interés por parte del personal Consejo de obligar a la Municipalidad a usar el Moviton como adherente y no utilizar el cemento”.

ESCRITO POR:

Alfonso Yurrita Cuesta

Arquitecto con estudios de urbanismo en Land Reform Training Institute, Taiwán / Lincoln Institute of Land Policy, Inc., EE. UU. Director de la Unidad Planificación Urbana Municipalidad de Guatemala. Desarrolló el Plan Regulador de Antigua Guatemala.