LA ERA DEL FAUNO

La multiplicación de los Jimmys

Juan Carlos Lemus @juanlemus9

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Un diario local publicó una breve entrevista hecha a un asaltante capturado, que junto a su banda aterrorizó a los pasajeros de un bus en el que dejaron muertos y heridos. A la pregunta del reportero si era la primera vez que asaltaban, el hombre respondió que era la segunda, y que la primera, “por la gracia de Dios”, había salido bien.

El uso de Dios en la sociedad actual es cosa rara. El nuncio apostólico Nicolás Thevenin, señalado en los medios de haber organizado una encerrona a algunos empresarios con Jimmy Morales, días antes de que este viajara a ONU para solicitar la remoción de Iván Velásquez como jefe de la CICIG, se le ve acompañando últimamente en los medios, qué casualidad, a gente de gobierno mafiosa.

Hace un año coincidió con Jimmy Morales al alegar una supuesta injerencia de la comunidad internacional -entiéndase, la que apoya la lucha contra la corrupción-. El pasado viernes, un día después de que la CICIG y el MP solicitaran el retiro de inmunidad del alcalde Álvaro Arzú porque habría pagado con fondos municipales servicios para su campaña política; acusado, además, de haber otorgado plazas fantasmas, se vio al nuncio Thevenin junto al alcalde en uno de esos mítines de finca patronal que hace y disfraza de civismo.

Se dirá que la presencia del nuncio es inocua, pero dado el contexto de corrupción es significativo ver la sotana simbólicamente aliada a gente como Morales o Arzú. Es cierto que Jesús fue solidario con los perseguidos y las prostitutas, pero no acuerpaba a los fariseos. Más bien, echó a -digamos- latigazos a los mercaderes del templo. Gentes con mandos religiosos hay que, según se ve, por el contrario, los meten al templo para mercar con el pueblo. El papa Francisco anda viendo cómo devuelve la Iglesia a un pueblo diverso, multiétnico, pero viene un cura, a su servicio, a recuperar la imagen patriarcal de los tiempos del conflicto armado interno bruto.

La opción preferencial anti-CICIG del nuncio es una afrenta a la población harta de la obstrucción de justicia y de la promoción de la elite corrupta cristiana, porque es discorde en sí misma y porque difama a los buenos sacerdotes y monjas que están del lado del pueblo. Reafirma el retroceso nacional hacia la sumisión de los gobiernos acurrucados bajo la milicia, la Iglesia y el rey Tontín. Ejército, Iglesia Católica, Pentecostal, un parlamento ilegítimo y el empresariado involutivo sacan ganancia fácil del río revuelto.

Lo peor: este gobierno y sus aliados van mutando en Morales. Si uno borracho ve doble -según dicen-, nuestra realidad política embriagante hace que se vea a Jimmy Morales diez veces al mismo tiempo en diversos escenarios. El sujeto/objeto Morales se ha transfigurado, multiplicado, reproducido. Hablan como él, argumentan, mienten y bendicen como él. Es alcalde, cura, diputado. Muestran iguales mañas. Jimmy es como su vocero, o viceversa, y es el vocero de la Municipalidad; es Jafeth Cabrera; es magistrado ascendido a presidente de cortes, posesos de religiosidad. Puede ver a Jimmy amargado y meditabundo, y simultáneamente verlo transfigurado en Edwin Escobar, vocero de FUNDESA, del CACIF. Hablan lo mismo; Jimmy es la canciller Sandra Jovel Polanco. Se fundieron todos; además de las salidas por la tangente, adoptaron la sonrisa de vodevil de Morales.

Mantente ebrio -recomendaba Baudelaire- “de vino, de poesía o de virtud”. Lo cual no encaja en nuestra realidad violentada, nada romántica. La nuestra es una situación de embriaguez política, cada vez más cómica y peligrosa, por lo vacua y por lo cínica, respectivamente.

@juanlemus9

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