PLUMA INVITADA

Mesa cuaresmal

César Augusto Sagastume

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La cuaresma en Guatemala es uno de los acontecimientos más significativos que tradicionalmente conforta la espiritualidad que conmemora la vida, pasión, muerte y, sobre todo, resurrección de Jesucristo. Es el momento en que los creyentes de Cristo nos doblegamos ante él para que ilumine a los hombres revestidos de poder, seudosabiduría y riqueza, que borre de su pensamiento la ambición en desmedro de la pobreza y de los grupos más vulnerables presentes en cada generación, desde la génesis de la humanidad.

La grey cristiana invita a reflexionar durante 40 días y sus noches sobre nuestro comportamiento, para evaluar la congruencia de nuestro comportamiento con el de Dios hijo, que demostró su fidelidad al Dios padre en todo momento, cuando el mal le ofreció el poder, riquezas y la sabiduría para dominar el mundo, y que desechó a sabiendas de que él sería el rey de reyes, lección que aún no ha sido digerida.

La mesa de diálogo, que no es organizada por la burocracia, es una mesa de la espiritualidad, como un ejercicio de utopía si se quiere, en donde se invita a los que habitamos en el territorio nacional, con la presencia indispensable de los que nos gobiernan, para hacernos el reto de reflexionar en el yo interno; es decir un análisis introspectivo de nuestro comportamiento, como integrantes de las distintas esferas sociales, para que que escudriñemos y reaccionemos en un ejercicio de discusión espiritual, moral y filosófico ya así enmendar las actitudes negativas que hasta hoy como Nación no hemos cumplido.

Esta reflexión es también para el simple ciudadano, los hombres de a pie, los que contribuyen con sus impuestos, los que trabajan honradamente y que apenas alcanzan el salario mínimo, como si fueran los menos importantes, pero que al final constituyen la base de la pirámide que sustenta el poder del soberano pueblo, obligados a responder al llamado de esta Cuaresma a reflexionar sobre los mandatos divinos, que el mismo Jesucristo reprende en sus parábolas, invitándonos siempre al perdón y al servicio de los más necesitados, pidiéndole que nos ayude a enderezar nuestro camino para alcanzar la sabiduría para la convivencia armónica entre los hombres y la naturaleza.

En esta mesa de diálogo de 40 días no pueden faltar los encargados de orientar juventudes y compartir sus enseñanzas para hacer una mejor humanidad de la que encontramos; responsables de formar valores en los ciudadanos útiles, razón por la cual los educadores son los invitados especiales para reflexionar sobre tan delicada misión, y que esta cuaresma diseñada en el calendario sea para recrear nuestra tarea y ayudar a que los hombres sean mejores, con la seguridad de que Jesucristo está atento al llamado para que nos ilumine a intentar imitarle en su santa misión y que por eso se da el apelativo de “maestro”.

En la mesa de diálogo de estos 40 días, es imprescindible la presencia del educando para que cumpla con sus responsabilidades de aprender de sus padres, de sus maestros, y ser consciente de lo bueno y lo malo que hacen para convertirse en buenos ciudadanos y poseer sabiduría para ponerla al servicio de la humanidad, que en compañía de sus padres, hacen la dicotomía perfecta de la familia, que es la que tiene la responsabilidad de orientar y crear el ambiente adecuado para hacer de ellos hombres probos y que los valores que se enseñan en la casa sean el reflejo de los servicios que presten a nuestra sociedad con excelencia y que permita servirle a los más desposeídos para vivir en santa comunión con Dios.

¡Es tiempo de reconciliación con Dios, de convertirnos para ser mejores al servicio de todos, y si todos nos servimos de todos, alcanzaremos la paz y la felicidad!

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