SI ME PERMITE

¿Qué estudio en la Universidad?

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“La educación es nuestro pasaporte para el futuro, porque el mañana pertenece a la gente que se prepara para el hoy”. Malcolm X

Sabemos que es sano y provechoso ser orientado para escoger qué carrera estudiar y así como es importante saber cuál es la inclinación que tenemos como persona para la profesión que se quiere. No podemos negar lo peligroso y difícil que es cuando somos inclinados solamente por publicidad y sugerencia de otros, pero peor es cuando nos dejamos llevar por el gusto y por el interés.

Cuando hablamos de gusto es por lo general lo que percibimos y sabemos de una profesión, pero no necesariamente comprendemos lo que implica y las demandas que tiene dicha profesión. Como ejemplo, no podemos negar que es bonito ser profesional de la construcción, pero es muy poco funcional ejercerla si subiendo a cierta altura cuesta conservar el equilibrio.

Esto nos obliga a reflexionar en nuestras capacidades antes de inclinarnos por el gusto. Cada una de las carreras que la universidad ofrece está enmarcada en capacidades individuales que se deben tomar en cuenta, para que una vez graduado se pueda ejercer y ser productivo. Ninguna carrera es más productiva que otra, es la persona que por ser competitiva y determinada a la excelencia se destaca en lo que estudió y fue formada.

Todo estudiante al pasar por las aulas y adquirir diferentes conocimientos, los tiene que procesar de modo que sea entretejido con su personalidad y también con su disponibilidad de servicio, para que no sea simplemente razón para un título, sino como herramienta que refleja el manejo y conocimiento y no solo la posesión para lucir. Claro está que por la preparación esta persona percibirá la necesidad y la sabrá suplir.

No se puede negar que de un modo u otro somos presionados por opiniones que surgen del contexto social al que pertenecemos, y mucho más cuando los que sugieren algo no han estudiado ninguna profesión. Lo que otros opinan o comentan de una profesión está fundado en la vivencia personal que ellos tienen y de cómo les ha afectado a ellos, esto no necesariamente puede ser aplicado a nuestra manera de percibir las oportunidades.

Lo anterior es fácilmente comparado en la opinión que se tiene de un platillo de comida, si es sabroso o no, cada uno tiene su propio gusto y debe saborearlo para dar crédito a lo que otros dijeron. Sin lugar a duda muchos que son pobres en su percepción se dejan llevar por opiniones de terceros, pero para aquellos que son determinados en alcanzar sus sueños no hay imposibles y mucho menos elementos que puedan obstaculizar.

Es sano en este contexto también integrar el elemento de la vocación, porque esta antes de darnos ganancias, nos da gratificaciones difícilmente explicables. Pero cuando escogemos una carrera enmarcada en nuestra vocación, no hay sacrificios que nos desanimen para llegar a nuestra meta.

Cuando percibimos que los que logran estudiar una carrera son la minoría, dejando atrás a muchos que quisieran estudiar, pero, por alguna razón u otra, hay prioridades que no se los permiten. Esto nos hace aún más responsables de escoger bien, esforzarnos y bajo ninguna razón dejar el proceso a medias.

Cuando logramos lo que emprendimos estamos listos para regresar a la multitud a la que pertenecemos y servirles para que todo esfuerzo y empeño invertido pueda dar el fruto apropiado para el bien de muchos y no solo nuestro.

samuel.berberian@gmail.com

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.

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