LA ERA DEL FAUNO

Que sigan los Jueves de Cicig

Juan Carlos Lemus @juanlemus9

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Acostumbrados como estamos al alto impacto, podría parecer que las recientes capturas sean, cuantitativamente, por una bagatela —algo más de Q179 mil—, si se compara con los aguaceros de millones bombeados por la expareja presidencial Pérez y Baldetti y sus ricos asociados en la estructura criminal; al mismo tiempo, podrá parecer una noticia de alto impacto consanguíneo, pues se trata de la detención del hermano y del hijo del presidente Jimmy Morales. Los hechos tienen, sin embargo, su cualidad de indicio. Esto es, esa trágica evidencia de que algo está peor entre lo que está mal. El círculo familiar tragándose al que —dice— no es corrupto ni ladrón. El hijo devorando a Zeus. Solo que esa victimización del padre recae sobre un tipo que tolera la corrupción en su entorno, no digo el familiar, sino del país. Un tipo votado por más de dos millones de personas, caído del cielo en un momento que todo era ver hacia arriba, por si luego de la lluvia caía cualquier cosa, algo que terminara con la histórica tradición perdedora de Ciudad Triste. El resistible ascenso de Jimmy llegó con su pan de hipocresía debajo del brazo y hoy se viven las consecuencias.

Siendo mal pensados —como es necesario serlo en la política—, puede que estas denuncias hubieren partido de los mismos cercanos o contratistas de Jimmy para mantenerlo bajo descontrol. No digo que el MP y la Cicig se prestasen a algo, pues suficientes muestras de objetividad han demostrado, digo que una cosa conduce a otra y que pudo ser calculada hasta por algún factótum o semejante, ya se sabe, en el mundillo adicto al poder no hay amigos sino cobradores. De esa manera, sus cooperantes pueden mantenerlo cogido de los pelos, lo cual hace de Morales un tipo al borde de la muerte política, en constante desgaste, sediento de nuevos favores.

Tampoco digo que Jimmy sea víctima. Por una parte, mantiene vínculos perniciosos con su partido —un partido integrado por algunos criminales—, al extremo de transar la presidencia del Congreso en la Casa Presidencial, y por la otra carece de la libertad que se tenía planificada para favorecer sin tropiezos a sus financistas y otros seres harto oscuros.

Morales pisoteó el periodo histórico de manifestaciones, mal aprovechó la destitución de dos gobernantes y los esfuerzos de la Cicig y el MP; tuvo la oportunidad de honrar el puesto, la historia y el movimiento ciudadano. Mas lo primero que hizo fue contribuir al fortalecimiento de la corrupción, pues su partido que había logrado 11 diputados electos llegó a 37, gracias a los tránsfugas que hoy se burlan de nosotros. FCN-Nación es la clica integrada por diputados acusados de diversos crímenes como racismo, corrupción; o como el militar retirado Édgar Ovalle, acusado de haber cometido delitos en contra de la humanidad; o Melgar Padilla, líder de la estructura clandestina de espionaje a civiles dirigida desde la SAAS y que ha sido el principal asesor en materia de seguridad de Jimmy.

A como van las cosas, Morales no concluirá su periodo de gobierno. Capturado su hermano, detenido en tribunales su hijo, cercado voluntariamente por la junta militar que lo asesora y en quien ha relegado poderes para conducir este país, poco combustible tendrá para continuar. El problema de Guatemala es que lejos de celebrar que se acortara el periodo de un incapaz, se corre el riesgo de que quede en manos de otro peor, el vicepresidente Jafeth Cabrera, un tipo inescrupuloso, irresponsable, que sostiene tratos con una mafia tras bambalinas que no termina de ser develizada y tendrá —esperemos— su jueves de Cicig.

@juanlemus9

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