A CONTRALUZ

Quebremos el IGSS

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FRENTE A LA SERIE DE DEFICIENCIAS del IGSS suena atractiva la idea de desmonopolizar el seguro social. ¿A quién no le gustaría tener la libertad de elegir el fondo de pensiones que mejor se acomode a sus necesidades y contar con un seguro médico para ir a un buen hospital? Suena tentador, pero ¿será real? Entonces, la pregunta es ¿será que llegó el momento de abandonar el sistema solidario para poner en manos de una financiera privada el futuro de una persona? En la actualidad, un grupo cercano al sector privado promueve la desmonopolización del seguro social para que los trabajadores puedan tener su propio régimen de capitalización individual. El modelo a seguir es el chileno.

EL PROBLEMA ES QUE el buque insignia está haciendo agua. Según el programa chileno puesto en marcha hace más de 35 años, un trabajador aporta mensualmente el 10% de su sueldo en una Administradora de Fondos de Pensiones (AFP), lo cual le permitirá cubrir en el futuro su jubilación. La salud no está incluida en el paquete. El inconveniente es que en Chile más del 90% de las pensiones pagadas por esas financieras apenas llega a los 200 dólares mensuales (unos Q1,500), lo cual ni siquiera cubre el salario mínimo, que es de 391 dólares mensuales. Para hacer frente a esta crisis, desde el 2008 el Estado chileno tuvo que impulsar el programa de pensión básica solidaria para complementar los precarios ingresos que dan las AFP a los adultos mayores, además de que la edad mínima para jubilarse ahora es de 70 años para hombres y mujeres.

POR ESA RAZÓN, LOS CHILENOS están hartos de las AFP. El 21 de agosto pasado se efectuó la mayor muestra nacional de rechazo que se extendió en 250 de los 334 municipios del país, en la cual se denunció que el sistema previsional privado tiene en la miseria al 40% de jubilados y a otro 30% sus ingresos no llegan ni siquiera al 30% de lo que devengaban cuando laboraban. Los trabajadores afirman que están dispuestos a llegar a un paro nacional para eliminar el seguro social privado. Según una encuesta de la Universidad de Santiago, las AFP son rechazadas por el 61% de chilenos, que demandan el retorno a un sistema de reparto solidario, similar al seguro social guatemalteco.

LOS PROMOTORES de la “desmonopolización del IGSS” plantean que en Guatemala las AFP incluirían un seguro médico. En teoría, la iniciativa buscaría que puedan coexistir los dos sistemas, pero en la práctica su objetivo es quebrar el IGSS y que su lugar lo ocupen las AFP. Si entrara a funcionar ese sistema, es muy probable que las empresas empleadoras promocionarían las bondades de ese sistema privado entre sus empleados, que a cambio de aportar el 10% de su salario tendrían retiro programado y seguro médico. ¿Cuánto podría acumular un trabajador que gane menos de Q3,000 mensuales para su jubilación si solo dependiera de lo que aporte cada mes en forma individual? Es seguro que su pensión sería una miseria.

EN CUANTO AL SEGURO médico, se sabe muy bien que estos cubren lo mínimo, de acuerdo al aporte del cotizante, y tendrían límites económicos para cirugías, exámenes de laboratorio, así como restricciones para enfermedades crónicas, como cáncer, VIH e insuficiencia renal, entre otras. Las AFP no tienen un carácter solidario, ya que su objetivo es lograr la mayor renta para las financieras; el trabajador es solo un cliente. ¿No sería menos traumático y con menor costo social si en lugar de pensar en la privatización del seguro social, se impulsara un programa de modernización, fortalecimiento y transparencia en el IGSS?

@hshetemul

ESCRITO POR:

Haroldo Shetemul

Doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Pontificia de Salamanca, España. Profesor universitario. Escritor. Periodista desde hace más de cuatro décadas.

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