REFLEXIONES

Oportunidad de cambio

La llamada Primavera Árabe en el caso de Egipto nos dejó valiosas lecciones que pueden aplicarse perfectamente a la situación que tiene a Guatemala en la crisis de hoy.

El presidente Mubarak después de 30 años en el poder con apoyo del ejército, pensó que nunca podía ser derrocado, pero fue la escandalosa corrupción de su gobierno lo que provocó la indignación y luego la movilización de la población en Egipto. El pueblo egipcio inició con la realización de concentraciones pacíficas de protesta que terminaron en una concentración permanente en la Plaza de Tahrir de diferentes sectores de la población, en particular jóvenes que se autoconvocaban a través del internet.

Se reunieron día tras día, algunos dormían y vivían en la plaza apoyados por la población.

Mubarak intentó silenciarlos y dispersarlos de la plaza utilizando provocadores que quisieron radicalizar el movimiento sin lograrlo, policía antimotines, gases lacrimógenos, arremetiendo con hombres montados a camello y eventualmente el ejército; sin embargo, la población no se dejó provocar ni se movió a pesar de las intimidaciones, las detenciones arbitrarias y los golpes, le demostraron que un pueblo indignado por la corrupción y decidido a cambiar a sus gobernantes no lo detiene nadie.

Por fin Mubarak cayó, pero… los movimientos populares no se habían trazado una estrategia para sustituir al régimen que caía. Dentro del desorden reinante en ese momento el único grupo organizado era La Hermandad Islámica y fue así como al convocar a elecciones, y aun cuando no fueran representativos de una mayoría de la población, les fue fácil ganarlas y llevar al presidente Morsi al poder quien a su vez, con políticas radicales y alianzas con grupos fundamentalistas internacionales, agudizó la crisis.

Se desató una persecución contra minorías religiosas y esta crisis inevitablemente se agudizó. Esto fue la excusa que utilizó el ejército para dar un golpe de Estado y restablecer el poder militar.

Esta lección es aplicable a Guatemala, pues lo mismo puede suceder si no tenemos un plan estratégico de recambio en el poder, y si no desarrollamos un plan de ruta a seguir para evitar radicalizaciones y el retorno de los militares al poder.

Con mucha agilidad, los sectores del poder económico ya colocaron de vicepresidente a un cuadro que les es fiel, Alejandro Maldonado, quien no representa para nada los intereses del pueblo de Guatemala pero para ellos significa estabilidad y una alternativa constitucional.

El movimiento por la renuncia de Otto Pérez debe continuar y fortalecerse en las protestas sociales, pero tres factores son fundamentales: 1. Debe ser un movimiento pacífico. 2. Debe ser un movimiento que se mantenga en marco constitucional. Y 3. Debe tener una estrategia clara de recambio de quienes van a ejercen el poder político, empezando por la reforma a la Ley Electoral y de Partidos Políticos que es impostergable.

flarue1@hotmail.com

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