REGISTRO AKÁSICO

Perfidia mercantil

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La competencia desleal consiste en concurrir al mercado con una mercancía cuya venta infringe las condiciones generales de producción, pago de impuestos e información al comprador.

Se suele vender productos falsificados en marca o calidad: whisky de marca de reconocido prestigio que ha sido reenvasado o producido en un tercer país diferente al Reino Unido. Semejante ardid ocurre con medicinas y perfumes.

También se denigra a la competencia. Las marcas farmacéuticas realizan gastos para generar desconfianza en productos genéricos, cuyas moléculas son idénticas a los de marca. Muchas veces pagan a grupos de pacientes de los servicios de salud pública para que protesten y se mantenga el abastecimiento de los grandes laboratorios.

Otra área es la exposición televisiva de productos prodigiosos. Cuerpos con musculatura tallada o hechos maravillosos al utilizarlos, se presentan como realidades. Los productos tienen precios que desbordan ampliamente al promedio en plaza. En algunos países se permite la producción sin control de calidad. De esa cuenta, con apariencia externa semejante, se ocultan grandes diferencias en sus atributos técnicos.

Los casos de publicidad engañosa necesitan educación del consumidor. Se intenta que las personas, cuando compren, sean críticas y no se dejen embaucar por el merolico. Lo mejor es un procurador público del consumidor.

Desde el tratado internacional de París, en 1883, se ha buscado erradicar la competencia desleal en las relaciones internacionales. A veces, se subsidia la exportación. Pero aun sin tener ese apoyo, algunos industriales bajan el precio de sus productos, sacrificando la ganancia. De esa manera, se apoderan de la oferta de un producto en el mercado propio o de otro país, para después incrementar su precio. A esta práctica se le conoce como dumping.

El contrabando es uno de los recursos preferidos por los comerciantes desleales. En un primer momento, se acuerdan requisitos excesivos al importador: sanitarios, declarativos, de contratación de intermediarios o agentes aduanales, de almacenamiento, de autorización en tres pasos del monto del impuesto, de revisiones al ingreso, al apilamiento y a la salida. Después, en un segundo momento, ocurre la propuesta de asociación delictiva y, luego, el cohecho. Es el caso de La Línea, con pareja presidencial incluida.

Frente al contrabando, lo mejor es quitar las aduanas y cobrar impuestos en las empresas establecidas. En efecto, los aranceles, gravámenes, precios mínimos de importación, licencias de importación, cuotas, prohibiciones y bandas de precios son artificios para esconder la corrupción. Las aduanas han de limitarse al registro, así como al control sanitario y de seguridad. La venta ambulatoria y al menudeo, en establecimientos que no tributan, debe ser prohibida. Es simple, pero los intereses mafiosos son muy grandes.

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ESCRITO POR:

Antonio Mosquera Aguilar

Doctor en Dinámica Humana por la Universidad Mariano Gálvez. Asesor jurídico de los refugiados guatemaltecos en México durante el enfrentamiento armado. Profesor de Universidad Regional y Universidad Galileo.