Revista D

La clase que estamos reprobando

Da la impresión de que estamos obteniendo muy mala nota en este curso de antaño.

Es vital ceder los espacios reservados a quienes realmente deben utilizarlos. (Hemeroteca PL).

Es vital ceder los espacios reservados a quienes realmente deben utilizarlos. (Hemeroteca PL).

Da  gusto conducir en Guatemala, una ciudad sin caos en sus calles. Los automovilistas se caracterizan por ceder el paso y las intersecciones rara vez presentan aglomeraciones. “Uno a uno avanzamos todos”,  pareciera decir cada persona al volante con una sonrisa.
  Un clima de consideración a los demás se aprecia también en los estacionamientos: nadie ocupa más de un espacio al dejar correctamente su vehículo, y los sitios de preferencia para las embarazadas y discapacitados son usados por las personas que en realidad deben ocuparlos.
La cordialidad se vive también en las gestiones más simples de los sitios públicos. No faltan los buenos días, o las buenas tardes, seguidos del por favor y muchas gracias. Los clientes no pasan de largo frente a los encargados de seguridad; existe por lo menos la deferencia de un breve saludo. Igual comportamiento se observa en las filas, por ejemplo, de los restaurantes de comida rápida o de los bancos. Sorprende el buen trato hacia las personas.
Se estará preguntando ¿Guatemala? ¿Esta nota es acerca de Guatemala? Sí, todo lo descrito es el país que deberíamos tener. Pero las acciones que priman son otras, lamentablemente. Hay insensibilidad y una marcada cultura de egoísmo. Hace falta recordar normas básicas de convivencia, volver a los días de esas clases de primaria donde se impartía Moral y Urbanidad o Seguridad e Higiene, no por retroceder en los programas educativos, más bien para tener presente esas pautas de respeto.
 

Buen comportamiento

Las generaciones que rondan los 40 años recordarán la asignatura Moral y Urbanidad, que se impartía durante la primaria. Asociado a la clase fue de mucho uso el texto Manual de moral y urbanidad de la editorial Susaeta. El formato del libro era de media página, tamaño carta. Tenía ilustraciones que, al estilo de la familia perfecta de la sociedad estadounidense, mostraban a niños interactuando con sus mayores en diferentes ambientes. Cada capítulo dictaba una serie de normas para socializar de manera correcta. Temas religiosos, cívicos, de correspondencia, etiqueta e higiene completaban las instrucciones de comportamiento.
¿Dónde quedó su observancia? El país se caracteriza por la organización de eventos benéficos como rifas y carreras deportivas, por su solidaridad con los sobrevivientes de catástrofes naturales y por su hospitalidad con los visitantes. Pero esa realidad contrasta cuando hay que ceder el paso a otro conductor, respetar los espacios en estacionamientos para embarazadas o discapacitados. Y, en la calle, parece que quedó en el olvido la manera de utilizar las aceras y otros espacios públicos.
Deja mala impresión el trato que raya en la humillación que clientes hacen al personal de cadenas de comida rápida, bancos o supermercados. Y algo similar se aprecia en los comentarios que se registran en las redes sociales, donde además de irrespeto, salta la carencia de ortografía.
 

Historia

El curso Moral y Urbanidad no desapareció. Su contenido sigue presente en las aulas desde el eje de Formación Ciudadana, del actual Currículum Nacional Base. “Promueve el desarrollo de valores y actitudes que determinan un modelo de vida en sociedad con el fin de aplicarlos a su entorno, contribuyendo a fortalecer los principios de libertad, respeto mutuo, justicia, equidad y bienestar común”, indica el Ministerio de Educación.
De 1900 a 1944, en Guatemala  la asignatura tuvo carácter obligatorio. De esa fecha hasta 1996 formó parte de la clase de Estudios Sociales y Educación Cívica. En 1997 el Ministerio publicó los Programas de Educación Primaria correspondientes al Ciclo de Educación Fundamental y al Ciclo de Educación Complementaria, donde estaba considerada en Estudios Sociales.
“Por años, la Formación Ciudadana fue concebida como Educación Cívica y/o se desarrollaba en los Cursos de Estudios Sociales, en el marco de una perspectiva tradicional”, se indica en el documento Estrategia de educación en valores y formación ciudadana 2004-2008, del Ministerio de Educación.
A partir del 2004 se contempló la Educación en Valores y Formación Ciudadana como un eje transversal en la formación educativa.
 

Educación

“Puede haber muchísimas personas bien instruidas pero muy mal educadas”, resalta el libro. Recordemos algunas de sus lecciones elementales.

  • No abusemos nunca de nuestras cualidades, ni de nuestra posición social.
  • Dominemos nuestros impulsos y violencias, que casi siempre son causa de muchos males y decepciones.
  • Nunca tratemos mal e injustamente a los que nos sirven.
  • Cede siempre la vereda a los mayores.
  • Seamos generosos con los ancianos.
  • No tiremos papeles ni desperdicios en la calle.
  • En los vehículos de uso público seamos atentos y considerados con ancianos, señoras y personas mayores.

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