Revista D

Emiliano Valdés: “El arte no es creatividad, es investigación”

El apartamento en el Centro Histórico del arquitecto y curador Emiliano Valdés Melendreras está lleno de libros y revistas de arte. También hay diversos y llamativos adornos. Es un espacio relativamente reducido, pero bastante cómodo y que brinda una sensación de amplitud. Todo tiene su lugar.

Su objetivo es abrir espacios para que la población pueda acceder al arte, y de esa forma derribar la pared del elitismo.

Su objetivo es abrir espacios para que la población pueda acceder al arte, y de esa forma derribar la pared del elitismo.

Valdés Melendreras nació en la Ciudad de Guatemala el 29 de octubre de 1980. Es un reconocido personaje del mundo artístico. Se lo ha ganado con base en mucho estudio y trabajo. “Mi objetivo es contribuir a la generación de conocimiento”, dice. “El arte tiene el poder, la habilidad y la capacidad de incidir y generar conciencia en la sociedad; puede cambiar las cosas, pues hace que la gente piense y reflexione”, refiere.

Desde el 2009 es el responsable de Artes Visuales del Centro Cultural de España en Guatemala. También es codirector de Proyectos Ultravioleta, un espacio de arte independiente en el Centro Histórico; ha montado diferentes exposiciones, entre ellas la Serie Revisiones (2011), en el (Ex) Céntrico, y fue curador de la XVII Bienal de Arte Paiz (2010). En su hoja de vida también destaca su participación en dOCUMENTA (13), efectuado en el 2012 en Kassel, Alemania, el cual es uno de los eventos de arte contemporáneo más importantes del mundo.

En esta conversación, de más de una hora de duración y con la compañía de un café, se abordaron temas relacionados con el arte actual y su relativa inaccesibilidad para la población guatemalteca, así como de los mitos y verdades que rodean su profesión y sobre la censura y la provocación.

¿Cómo define el arte?

Es un espacio para la experimentación y para la generación de conocimiento. Eso se logra a través de mecanismos o estrategias que están vinculadas a los sentidos, a la percepción.

¿Y el arte contemporáneo?

Para mí, el arte solo puede ser contemporáneo. Es el único que tiene sentido, porque es el que estamos viviendo, pero teniendo conciencia del pasado. Para el artista que lo crea es un momento catártico y privado.

Algunos pensadores reconocidos están en contra de poner el adjetivo “arte” al arte contemporáneo. ¿Qué opina?

Considero que sus críticas se dirigen más hacia la sociedad que hacia el arte contemporáneo en sí. Por otra parte, hay que tener presente que el arte cambia de manera constante. Por eso hoy sería intrascendente que alguien presentara un Delacroix, pues el momento de ese estilo de pinturas ya pasó.

¿Cree entonces que la gente está aferrada al concepto de arte como una mera habilidad manual?

Así es. Por ese motivo, hay que tener presente que el artista es aquel que contribuye al pensamiento de su época; es un intelectual. Esa intelectualidad, por supuesto, requiere compromiso. No se trata de hacer cualquier cosa, pues toda obra debe tener un argumento.

¿Qué se debe hacer para trascender en este campo?

El artista que lo logra es el que materializa sus ideas, las cuales son la materia prima del arte. Luego de eso, debe hacer reflexionar a la sociedad. Hay personas que lo hacen muy bien, pues en sus trabajos cuestionan temas que inciden en nuestra sociedad, como la violencia, la vulnerabilidad de las mujeres, el pensamiento machista o procesos políticos complejos o injustos.

Pero esas reflexiones solo llegan a determinado segmento de la población, pues el arte, de alguna forma, sigue siendo elitista.

En parte estoy de acuerdo con eso. El arte se percibe elitista porque al acceso al conocimiento es una cuestión de élite. Hay que recordar que muchos no van a la escuela, porque tienen que ir a trabajar. El servicio de la educación pública no es buena. Siendo las cosas así, el arte se vuelve inaccesible.

¿Qué se debe hacer para abrir espacios artísticos para toda la gente?

El arte es algo a lo que todos tienen derecho. En mi caso, me gusta la idea de convertir el arte en un espacio de juego, donde la gente pueda interactuar y relacionarse con él. De esa forma, el arte contribuye a ver la vida más bonita y placentera. Precisamente eso es lo que intentamos en Proyectos Ultravioleta —una galería y centro cultural ubicado en el edificio Capitol, zona 1 capitalina, de la cual Valdés Melendreras es codirector—. La gente no debe tenerle miedo al arte ni sentirse inhibida. Esa aparente barrera elitista se puede derribar.

Proyectos Ultravioleta se vende como un espacio para la experimentación. ¿De qué trata eso?

El arte contemporáneo es experimental, así que ahí probamos cosas que no se han hecho antes. Se intenta renovar. Explorar. Investigar. No quedarse cómodo. Así que en ese espacio incentivamos a que los artistas creen cosas que no harían para otras galerías, porque en esos lugares, muchas veces, requieren piezas que pudieran tener éxito comercial.

¿Investigar, dijo?

Sí. El arte no es creatividad; es investigación. Las nuevas corrientes surgen de la investigación y de intentar hacer las cosas de manera distinta.

Muchos demeritan el trabajo de los curadores como usted, pues piensan que su labor se limita a elegir obras de arte, quizás al azar o porque les parecen “bonitas”, y luego poner a un museógrafo a colgar cuadros en la pared. Así de frío, pero es lo que dicen. ¿Usted qué piensa?

Existen muchos mitos alrededor de eso. El curador es una persona equivalente al productor de cine o teatro. Es el que se encarga de que una exposición tenga un discurso, que todas las piezas sean una unidad de comunicación. Esa es la parte intelectual. Asimismo, existe el lado administrativo, en el cual funciona como intermediario entre el artista y la galería, escribe textos y crea contactos con los medios de comunicación.

¿Entonces alguien sin conocimientos profundos de arte puede ejercer como curador?

—Piensa su respuesta durante unos segundos—. Sí… Una buena exposición podría salir de una persona sin conocimientos exhaustivos de arte, pero lo que sí tuvo que tener es entendimiento del discurso de las obras del artista. Claro, entre más conocimientos se tengan, será mejor.

¿Qué opina de que algunas obras de arte hayan sido censuradas en el país?

Guatemala tiene una sociedad conservadora y también existe una doble moral. Mucho tiene que ver con las religiones y por los temas que no se hablan con libertad.

En cierta ocasión, en Casa Ibargüen, un artista puso la pintura de dos perros copulando, y la mandaron a quitar. Es una cosa incomprensible, pues es una cosa natural, normal. No creo que esa gente nunca haya visto eso en su vida.

¿Usted se ha enfrentado a la censura?

Este tema es delicado, porque también es cierto que algunos emplean la provocación para llamar la atención. En ese momento es cuando se victimizan y dicen “fui censurado”. Por eso, los responsables de una galería deben razonar y comprender por qué se da un proceso de censura. Por lo tanto, se debe analizar si hay provocación o si es una cuestión de hipocresía de quienes exigen quitar una obra de arte.

En una ocasión no permití una pieza, pero no fue un acto de censura, sino porque era peligroso para los visitantes y para la institución. Resulta que el artista quería hacer una bomba molotov real. Por eso, muchas veces, las decisiones tienen que ver con el sentido común.

Usted vivió mucho tiempo en Italia, un país relativamente tranquilo si se le compara con el nuestro, que es bastante violento. ¿Por qué regresó?

Porque irse no siempre es la solución. En otro lugar hay otros problemas. Respecto de Guatemala, creo que es un buen lugar para trabajar, muy interesante y con gente talentosa. Este país necesita que su gente se mantenga acá, que lo apoye, que lo cuide, que lo impulse. Si uno tiene la posibilidad de contribuir a su desarrollo, hay que hacerlo.

PERFIL

Nació en la Ciudad de Guatemala el 29 de octubre de 1980.

Tiene un posgrado en Estudios Hispánicos por la Fundación Duques de Soria y por el Ministerio de Cultura de Madrid, España (2006-2009).

Se licenció en Ciencias de la Arquitectura en el Instituto Universitario de Arquitectura de Venecia, Italia (1999-2003).

Estudió Bachillerato Internacional en el Colegio del Mundo Unido del Adriático, en Duino, Italia (1997-1999).

Domina el español, inglés e italiano, y tiene conocimientos de alemán.

Desde el 2009 es el responsable de Artes Visuales del Centro Cultural de España en Guatemala.

En el 2012 —de febrero a julio— participó en dOCUMENTA (13), uno de los eventos de arte contemporáneo más importantes del mundo (Colección Patricia Phelps de Cisneros, Curatorial Fellow).

Ha participado en el diseño, organización y producción de distintas exposiciones de arte, entre ellas la Serie Revisiones (2011), efectuada en el (Ex) Céntrico.

Fue el curador de la XVII Bienal de Arte Paiz (2010) y de la VIII Bienal de Artes Visuales Nicaragüenses (2011).

Es codirector de Proyectos Ultravioleta, un espacio de arte independiente ubicado en el Centro Histórico (información en www.uvuvuv.com y en Facebook).

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